JERUSALÉN. Los enfrentamientos entre grupos armados palestinos en la Franja de Gaza e Israel han causado ya al menos 70 muertos y han provocado la movilización de la comunidad internacional para evitar una “guerra a gran escala”.
Sin embargo, el conflicto no sólo tiene lugar en la Franja de Gaza y sus alrededores, sino que se ha extendido a distintos puntos de Israel, como en la ciudad mixta de Lod, cuyos ciudadanos judíos y árabes llevan días enfrentándose en lo que el alcalde calificó de “guerra civil”.
Ambos grupos se enfrentaron en varios puntos de los territorios étnicamente diversos, incluyendo linchamientos en otras dos ciudades, y profundizaron la violencia en la región.
Las imágenes de dos linchamientos, uno en Bat Yam y otro en Acre, recorrieron las redes sociales, en el primer caso un árabe y en el segundo un judío, siendo atacados por un grupo. Según se informa, ambas víctimas se encuentran en estado grave.
La reciente lluvia de cohetes lanzados desde Gaza hacia Israel, y los posteriores bombardeos de represalia, encendieron un nuevo foco de tensión en estas zonas donde conviven árabes, judíos y cristianos.
Mientras que los enfrentamientos en Jerusalén, donde las tensiones comenzaron la semana pasada, han remitido, las protestas no han cesado en Lod, donde un manifestante árabe murió por los disparos de un judío que intentaba impedir un ataque contra vehículos y residencias en su calle.
Desde ese incidente, lo que hasta ahora era una convivencia relativamente cordial se ha convertido en una situación de violencia entre vecinos.
Los residentes judíos afirman que la población árabe atacó sinagogas, vehículos y residencias de su propiedad, mientras que los fieles musulmanes denunciaron la quema de sus vehículos y los ataques de grupos religiosos judíos, tanto en las calles como en el interior de una mezquita.
Para evitar más violencia en Lod, donde también ha habido ataques de judíos a transeúntes árabes, la policía declaró el toque de queda nocturno y desplegó refuerzos fuertemente armados.
El presidente israelí, Reuven Rivlin, calificó los incidentes de “guerra civil sin razón” y pidió a las autoridades locales y religiosas que intervinieran para detener la violencia.
En la Franja de Gaza, el movimiento islamista Hamás anunció una descarga de 130 cohetes contra territorio israelí, lo que eleva a más de 1.500 el número de proyectiles lanzados desde el minúsculo enclave palestino desde que empezó a degenerar el conflicto. Hamás advirtió que este nuevo ataque era una respuesta a la destrucción de un gran edificio de diez plantas en Gaza, que albergaba, entre otras, las oficinas de la televisión local Al Qods.
Los ataques fueron constantes durante todo el día, a ambos lados de la frontera. En la Franja de Gaza murieron 65 personas, entre ellas 16 niños.
La comunidad internacional se ha movilizado para pedir una desescalada del conflicto. Se trata de los combates más intensos desde la guerra de 2014, lo que ha llevado a Estados Unidos a anunciar el envío de un emisario a la región, Hady Amr, subsecretario de Estado adjunto encargado de los asuntos israelo-palestinos.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habló por teléfono con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sobre la escalada del conflicto, aunque espera que la crisis termine “más pronto que tarde”.
Biden dijo que esa es su esperanza, “aunque Israel tiene derecho a defenderse cuando ha recibido miles de cohetes en su territorio”. EE.UU. instó a su aliado israelí, al que sigue apoyando en el Consejo de Seguridad de la ONU, a evitar en lo posible “víctimas civiles”.
Rusia, por su parte, pidió una reunión urgente del Cuarteto para Oriente Medio, del que también forman parte la Unión Europea y la ONU.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, durante una visita a Moscú, pidió una “desescalada” para proteger la vida de los civiles “que están muriendo en condiciones absolutamente inaceptables”.
Por otro lado, el gobierno israelí pidió a México que condenara enérgicamente los ataques desde el territorio palestino, tras advertir que la comunidad internacional tiene la responsabilidad de impedir que Hamás se fortalezca, ya que ello supondrá el fin de la Autoridad Nacional Palestina y con ello cualquier posibilidad de acabar con el conflicto israelo-palestino.