Una larga cola de jóvenes con estilo espera pacientemente frente a uno de los famosos clubes de techno de la ciudad, una escena típica de Berlín pero con una pequeña diferencia: no han venido a bailar, sino a vacunarse.
Para animar a los jóvenes a dar el paso, la ciudad decidió organizar esta semana tres fiestas tecno en una de las discotecas de la ciudad.
El club Arena de Alt-Treptow, en el este de la capital alemana, ya tiene experiencia en la materia: tras el cierre de las discotecas por la pandemia, se convirtió en uno de los cinco centros de vacunación masiva de la capital.
Mientras el DJ mezcla en su mesa, las luces y los destellos giran en torno a los pacientes que acaban de recibir su dosis de vacuna y esperan el tiempo necesario tras la inyección para poder irse a casa.
La idea de combinar música y vacunas fue de Markus Nisch, que dirige el centro de vacunación creado por la Cruz Roja en el club Arena.
“Al principio, teníamos unas expectativas limitadas”, dice Nisch, “pero la cola de espera se extiende hasta aquí”, explica, extendiendo el brazo hacia las decenas de personas que esperan fuera.
Unas 420 personas acudieron a vacunarse en la primera fiesta. El club recibió 1.500 dosis para las tres fiestas, según el Ministerio de Sanidad de Berlín.
El mensaje se difundió rápidamente en las redes sociales. “Lo vi en Instagram, mucha gente lo había compartido”, dice Olga Kapuskina, de 27 años, que se ha mudado recientemente a la capital.
“Vacunarse en una fiesta es una experiencia berlinesa”, bromea.
Alemania inició su campaña de vacunación a un ritmo rápido en primavera (boreal), administrando más de un millón de vacunas al día, pero los pinchazos se ralentizaron con la llegada del verano.
Unos 52 millones de personas en Alemania tienen ya al menos una dosis (el 62,5% de la población), según los últimos datos del Instituto Robert Koch, que vigila la salud pública.
Para empujar a los reticentes a vacunarse, ya que no está previsto hacerlo obligatorio, el gobierno de Angela Merkel anunció el martes el fin de las pruebas gratuitas a partir del 11 de octubre.
Las personas que se nieguen a vacunarse tendrán que pagar una prueba que demuestre que son covid-19 negativos para poder ir, por ejemplo, al cine, al restaurante o al gimnasio.
Pero no sólo se busca la represión. “Tenemos que llegar ahora a los más jóvenes, motivarles y convencerles de que se vacunen”, afirma Dilek Kalayci, ministro de Sanidad de Berlín.
Las autoridades apuestan por la creatividad para distribuir las dosis. Además de la iniciativa del Club Arena, Berlín organizó centros de vacunación en los aparcamientos de las tiendas Ikea, que fueron muy populares entre los alemanes durante el fin de semana.
En Sajonia, donde la tasa de vacunación es la más baja de Alemania, un municipio ofreció salchichas gratis a cada persona vacunada. También se realizaron campañas en los estadios de fútbol, para atraer a los aficionados.
“Es mi primera dosis de vacuna”, explica Oriane Dosda, de 23 años, en Berlín. “Estaba un poco nerviosa, pero me dije que tenía que hacerlo algún día”.
Además de la música, los jóvenes ven el lado práctico: no hay que hacer papeleo ni pedir cita.
“Antes me costaba pedir cita, aquí todo es fácil”, confirma Claudio Keil, un profesor de 26 años de Berlín. “Vine sobre todo para vacunarme, la música lo hace más agradable”.