El Teatro del Globo de Roma lleva cerrado desde octubre a causa de la pandemia, al igual que los demás teatros del país, una situación difícil que ha empujado a artistas y técnicos a ocuparlo en busca de ayuda: “Nos quedaremos el tiempo que sea necesario”, prometen.
“No pedimos la reapertura de los teatros, queremos que se produzca cuando pueda ser para todos y sin dejar atrás a los más pequeños e independientes”, explica a Efe el actor Riccardo Piretti desde las tablas de este local construido en 2003 en los jardines de Villa Borghese, una réplica del teatro isabelino de Shakespeare.
El artista independiente es uno de los sesenta trabajadores del sector que esta mañana han irrumpido pacíficamente en el Teatro del Globo, propiedad del Ayuntamiento de Roma, pero respetando las medidas sanitarias y con un test de covida negativo en el bolsillo.
¿Su objetivo? Exigir la apertura de un debate para plantear una reforma estructural del sector del espectáculo que se ha hecho más necesaria que nunca con la pandemia, dice Piretti al lado del escenario del “Globo“, “ocupado” por sus compañeros y convertido “en un ágora pública” para idear soluciones.
La acción pilló por sorpresa a una de las responsables del “Globo“, Carlota Proietti, hija de su fundador, el actor Gigi Proietti, icono de la comedia romana fallecido el pasado noviembre: “Estábamos un poco asustados porque no sabíamos nada y no conocíamos la intención”, dice.
Tras la muerte de Proietti, son ahora su mujer y sus hijas quienes se encargan de la dirección artística del teatro, por lo que Carlotta comparte las reivindicaciones de los manifestantes: “Obviamente, nos solidarizamos con lo que dicen porque nosotros también somos trabajadores del espectáculo”, comenta.
Equipados con mochilas y sacos de dormir, los ocupantes pretenden permanecer dentro “al menos cinco días”, durante los cuales habrá charlas y mesas redondas sobre los problemas actuales y permanentes del sector, como la precariedad, el sexismo y la LGTBIfobia.
Sin embargo, no descartan quedarse “el tiempo que sea necesario” hasta alcanzar el objetivo principal de su presencia en la Globe: “Replantear totalmente” una reforma en el sector, ya que la pandemia “ha puesto de manifiesto todos los grandes problemas que ya existían antes”, dice Piretti.
El mundo del espectáculo italiano no sólo exige una reapertura inmediata de los teatros, sino que pide una fecha concreta para ello, ya que su temor es que la vuelta a los escenarios se permita de la noche a la mañana y les pille desprevenidos tras meses de parón.
“Queremos que las instituciones estén de nuestro lado, porque la lucha tiene sentido si lo hacemos todos juntos”, argumenta el actor.
Una de las medidas concretas que piden es una “renta continua con la que los trabajadores puedan mantenerse especialmente en los momentos de discontinuidad laboral”, reclama.
“Esta acción de hoy”, imitada también en los teatros de Milán (norte) y Nápoles (sur), “se dirige sobre todo a todas las personas que se encuentran sin ningún tipo de ingresos”.
El ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini, anunció a finales de febrero la reapertura de los cines y teatros a partir del 27 de marzo en las zonas con menor riesgo de contagio, pero la situación epidemiológica no ha permitido aún este ansiado regreso.
Sin embargo, incluso el ministro progresista ha aplaudido hoy esta ocupación desde la Cámara de Diputados.
A la espera de que el público llene los pasillos de aplausos, las reivindicaciones de los trabajadores del sector rompen hoy el silencio que reina en el Teatro del Globo desde octubre.
Y qué mejor lugar para hacerlo que este recinto, que “nos transporta a una tradición de teatro popular e inclusivo”, según defiende la Red de Trabajadores del Espectáculo y la Cultura, entidad creada “hace un año” a raíz de la pandemia.
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