Bernard L. Madoff, el artífice del mayor fraude financiero de la historia, tuvo una vida de película que le llevó de un barrio obrero de Nueva York a la cima de Wall Street y, finalmente, a convertirse en una de las figuras más odiadas del mundo de las finanzas.
Madoff murió en la cárcel a los 82 años, tras ser condenado a 150 años de prisión en 2009 por defraudar a más de 27.000 mil personas en 122 países del mundo, incluido México, por un total estimado de más de 64.000 millones de dólares.
El pasado mes de febrero, el abogado de Madoff, conocido habitualmente por el apodo de Bernie, había informado de que su cliente tenía una enfermedad terminal y no quería morir en la cárcel. Estaba recluido en la prisión de Butner, en Carolina del Norte.
La petición de clemencia de Madoff, que quería hacer las paces con sus nietos y morir en casa, fue denegada.
“Bernie, hasta su muerte, vivió con culpa y remordimiento por sus crímenes”, dijo su abogado Brandon Sample en un comunicado.
La historia de Madoff ha dado lugar a varios libros, series y películas, como El mago de las mentiras (2017), en la que Robert De Niro y Michelle Pfeiffer interpretaron al matrimonio Madoff.
MILES DE VÍCTIMAS
“Aunque los delitos por los que Bernie fue condenado han llegado a definir quién era, también era padre y marido. Tenía una voz suave y era un intelectual. Bernie no era en absoluto perfecto. Pero ningún hombre lo es“, añadió.
Las miles de víctimas de las estafas de Madoff incluyen tanto a particulares como a empresas, fondos de pensiones, fondos de cobertura y organizaciones benéficas. Van desde celebridades como Kevin Bacon, Kyra Sedgwick, John Malkovich y una ONG asociada al director de cine Steven Spielberg, hasta los propietarios de equipos de béisbol y fútbol americano y el banco español Santander.
Los propietarios del equipo de béisbol de los Mets de Nueva York, uno de los clientes más antiguos de Madoff, lucharon durante años para tener un equipo competitivo debido a las pérdidas sufridas.
Pero los más perjudicados fueron los miembros de la comunidad judía de Nueva York, incluidos sus familiares y amigos, que fueron los primeros en darle su dinero.
En una ciudad conocida por el dinero y la teatralidad, el decano de Wall Street, de pelo plateado, era un maestro de ambos. Utilizó su encanto para extraer millones de sus clientes, que nunca sospecharon que era un estafador.
Su caso, que estalló en paralelo a la crisis financiera, se convirtió en un paradigma de los peores excesos de Wall Street y del fracaso de las autoridades en la supervisión de las operaciones financieras de las que depende gran parte de la economía mundial.
DE SOCORRISTA A PRESIDENTE DEL NASDAQ
Madoff nació el 29 de abril de 1938 de padres judíos en un humilde hogar de Queens, Nueva York.
De joven fue socorrista en una playa de Long Island antes de empezar a trabajar en la bolsa.
Llegó a ser presidente del Nasdaq, la mayor bolsa electrónica del mundo y donde cotizan la mayoría de las grandes empresas tecnológicas, donde ayudó a revolucionar la negociación al pasar del cara a cara al teléfono y al ordenador, con operaciones que se hacían en segundos en lugar de minutos. Fue el comienzo de una nueva era de mayores riesgos, y también de mayores beneficios.
Pero fue como gestor de fondos de capital riesgo cuando se dio a conocer como gurú financiero.
Las ganancias del 10% y a veces más eran habituales. Se produjeron con tanta frecuencia que personas e instituciones adineradas hicieron cola para entregarle dinero entre los años 70 y los 2000, con la esperanza de aumentar su fortuna.
UNA VIDA DE LUJO
Pero en realidad Madoff operaba un esquema piramidal o esquema Ponzi, una forma de fraude que requiere constantemente nuevas inversiones de nuevas víctimas para pagar los beneficios a los inversores más antiguos, hasta que se derrumba.
Y mientras tanto, vivía como un rey, en varias casas palaciegas y un gran apartamento en Manhattan, con yates y un jet privado.
Su voz se convirtió en una de las más respetadas en los mercados y muchos clientes adinerados prácticamente se peleaban por confiarle su dinero, algo que Madoff siempre fomentó vendiendo un aire de exclusividad.
Según varios testimonios, solía rechazar a quienes no podían invertir grandes cantidades y utilizaba el secreto de sus operaciones como arma de marketing, lo que probablemente le ayudó a evitar la Justicia durante años.
SU ESQUEMA EN MÉXICO
Madoff también tuvo a México como terreno fértil para sus estafas y, según abogados consultados en 2009, hasta tres mil mexicanos y 50 empresas habían sido víctimas del mayor fraude conocido.
Muchas de las fortunas de los mexicanos se diluyeron a través del Fondo Óptimo del Banco Santander, otras en fondos de inversión en Texas o en paraísos fiscales como Antigua.
Los nombres de los estafados nunca se conocieron por temor a ser identificados y tener que dar sus nombres.