Durante muchos años, la sociedad ha asignado roles a las personas en función de su clase social, su lugar de origen e incluso su color de piel. Sin embargo, recientemente estos paradigmas han sido derribados por personas que se niegan a ser definidas por los estereotipos; es el caso del colectivo boliviano Imilla Skate.
Imilla Skate está formado por un grupo de jóvenes bolivianas que mezclan la cultura de su país con el skate para promover este deporte, tradicionalmente practicado por hombres, entre las mujeres.
Aunque no siempre lo llevan, los miembros del colectivo suelen vestirse con ropa de cholita, que consiste en una falda o pollera, una blusa blanca y un sombrero alto.
La vestimenta cholita se originó durante el mestizaje que tuvo lugar en Bolivia durante la colonización española. Es similar a lo que ocurrió en México con las adelitas durante la revolución.
Como su nombre indica, el colectivo es una síntesis de dos mundos. Por un lado, “imilla” procede de la lengua aymara y significa “chica”, mientras que “skate” es el término inglés utilizado como abreviatura de “skateboarding”.
A pesar del uso correcto del nombre del colectivo, es decir, el que corresponde a su raíz indígena, en la actualidad en Bolivia, especialmente entre las clases medias y altas, imilla se utiliza a menudo como término peyorativo para referirse a las jóvenes de origen indígena destinadas a la servidumbre desde una perspectiva clasista y racista y de nivel inferior.
Por ello, la mezcla en el nombre de Imilla Skate no sólo es una asociación arbitraria, sino también la justificación de un término que se ha degenerado en “insulto” a través de la colonización, y que estas jóvenes utilizan ahora para romper los paradigmas del deporte y de lo que pueden ser y hacer.
Como los propios miembros del colectivo relatan en un documental sobre su grupo, algo similar ocurre con su ropa. Según los testimonios, la ropa de las cholas bolivianas se ha convertido en un “producto” y una táctica de promoción, pero en la práctica estas mujeres no son valoradas y son despreciadas.
Por ello, este grupo de jóvenes ha realizado varios viajes por Bolivia para promover sus orígenes y su cultura, así como la participación de las mujeres en el skate.