El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohamad Yavad Zarif, culpó este lunes a Israel del apagón en la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz y prometió que su país se vengará con el desarrollo nuclear.
“Los sionistas (israelíes) quieren vengarse de nuestros éxitos en el camino de la eliminación de las crueles sanciones, pero no lo permitiremos y nos vengaremos de los sionistas por estas medidas”, subrayó Zarif ante el Parlamento, citado por la agencia estatal de noticias IRNA.
Los canales 11 y 13 de la televisión israelí ya informaron de que, según “fuentes de inteligencia occidentales”, el apagón se debió a un ciberataque israelí ejecutado por el Mossad y que causó muchos más daños que los comunicados por las autoridades iraníes.
De confirmarse, sería el segundo ataque de este tipo en menos de un año contra Natanz, tras un caso de sabotaje en julio de 2020 que provocó un incendio en una sala de montaje de centrifugadoras avanzadas y del que varias fuentes culparon a Israel.
El incidente de ayer en Natanz, calificado por la agencia atómica iraní como “terrorismo nuclear”, coincide con las negociaciones en Viena para salvar el acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y seis grandes potencias y levantar las sanciones de Estados Unidos contra Teherán.
Estas conversaciones, en las que Estados Unidos participa por primera vez desde su retirada del pacto en 2018, aunque de forma indirecta, continuarán la próxima semana para intentar que tanto Washington como Teherán vuelvan al acuerdo.
Israel es un detractor acérrimo de ese pacto y, como dijo ayer el ministro de Defensa israelí, Beny Gantz, su país seguirá “trabajando con Estados Unidos para garantizar que cualquier nuevo acuerdo con Irán evite la escalada nuclear en la región y proteja al Estado de Israel.”
“Las autoridades políticas y militares del régimen sionista han dicho claramente que no permitirán que se avance en la eliminación de las sanciones nucleares y ahora imaginan que lograrán su objetivo”, dijo hoy Zarif.
Sin embargo, el jefe de la diplomacia iraní afirmó que esto no sucederá y que “los sionistas recibirán su respuesta con más avances nucleares” como la reciente puesta en marcha de nuevas centrifugadoras avanzadas.
Respecto a lo ocurrido en Natanz, el ministro insistió en la necesidad de ofrecer “una protección adecuada a las instalaciones nucleares y a los científicos nucleares en esta delicada situación”.
Zarif aludió así al asesinato el pasado noviembre en una emboscada del destacado científico nuclear iraní Mohsen Fajrizadeh, del que Teherán también acusó a Tel Aviv.
El apagón, que no causó heridos ni contaminación, se registró en una zona de la red de distribución eléctrica de Natanz, una planta de unos 100.000 metros cuadrados situada en el centro del país y construida a ocho metros bajo tierra para evitar ataques.
El complejo nuclear de Shahid Ahmadi Roshan, en Natanz, es uno de los lugares vigilados por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en virtud del acuerdo nuclear de 2015, que solo permite a Irán utilizar centrifugadoras IR-1 de primera generación, un límite que hace tiempo que se ha incumplido.