Todavía inmersos en la pandemia del Covid-19, cientos de personas de varios países se están sumando a una demanda promovida por un despacho jurídico contra China y la Organización Mundial de la Salud (OMS) para obtener una indemnización por los estragos causados por el SARS-CoV-2.
Jaime Michaus, un jubilado de 63 años que perdió a su hija a causa de la pandemia, es uno de los cientos de mexicanos que hasta ahora se han sumado a la demanda internacional contra el país asiático y la agencia de la ONU.
México ha sido duramente golpeado por el coronavirus, siendo el quinto país del mundo con mayor número de muertes en cifras absolutas, con 298.944 hasta el 28 de diciembre.
Para Michaus, inscribirse no fue fácil, “todavía no estoy muy convencido de haber hecho lo correcto, tengo sentimientos encontrados porque parecería que me beneficio de la muerte de mi hija”, dijo a la AFP.
Su hija Noreen murió el pasado 23 de julio tras contraer el nuevo coronavirus. Tenía 25 años y una niña de meses. “Ningún dinero me va a devolver a mi hija, pero lo hago por el futuro de mi nieta”, justificó.
El bufete internacional Poplavsky, con sede en Buenos Aires, lidera esta reclamación, a la que también se han sumado afectados de otros países, especialmente de Colombia y Argentina.
En las redes sociales convocan a sus potenciales clientes en México con el lema “¿padeciste covid? conoce tus derechos”.
“Estas demandas se presentan por la negligencia tanto de China como de la OMS en el manejo del Covid-19“, dice a la AFP la abogada Denisse González, representante de Poplavsky en México.
“Todas las indemnizaciones son económicas, dependiendo de la situación. Por haber enfermado son 200 mil dólares, dependiendo de las secuelas es una cantidad mayor; por muerte son hasta 800 mil dólares, la más alta”, agrega González.
Las demandas son individuales y se presentan en la sede de la ONU en Ginebra, alegando violaciones de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Un empleado de una gasolinera del norte de México también ha demandado. “Tengo 35 años, nunca había sufrido la presión y ahora sube y baja, lo que es peligroso. Tengo un zumbido en un oído y la vista se me nubla y tengo que usar lentes”, dice esta mujer, que prefiere no dar su nombre.
El bufete de abogados asegura que sus clientes no pagan honorarios, que sus gastos se cubrirán con un porcentaje de la indemnización en caso de que ganen.
“Lo que recibirían les parece justo e incluso pequeño comparado con lo que piden los bufetes”, dice Michaus, que se reserva el porcentaje.
El bufete Poplavsky calcula que estas demandas podrían tardar al menos cinco años en resolverse y reconoce lo arduo del proceso cuando se actúa como particulares, pero confía en que en algún momento países como Estados Unidos, Reino Unido o Italia respalden demandas similares de sus ciudadanos y eso beneficie a otros demandantes.
“Estamos hablando de millones de pesos, algo que difícilmente puede tener la gente de clase media como nosotros. Bien empleado, ese dinero irá a parar a mi nieta y mucho más”, dice Michaus, que calcula que tiene un 50% de posibilidades de ganar.
La otra demandante también ve la posible indemnización como una oportunidad para dejar una herencia a sus dos hijos adolescentes. “Estoy empezando a construir mi casa”, dice animada.
Sin embargo, Lourdes Marleck Ríos Nava, especialista en derecho internacional público de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ve pocas oportunidades para estas acciones porque, subraya, la ONU se ocupa de demandas presentadas por Estados, no por particulares.
“La gente sabe que no va a prosperar, pero de repente presentan demandas para ver si alguna prospera. Y si pagan una, las pagan todas”, subraya.
El abogado Fernando Martínez de Velasco también pretende presentar una demanda colectiva contra China, representada por su embajada, ante los tribunales mexicanos. Pero no ha logrado reunir el mínimo de 30 demandantes que se requiere para esta acción.
“Pensé que iba a tener una cola de gente esperando para demandar, pero extrañamente no ha sido así. Creo que es un problema de credibilidad. Creo que es un problema de credibilidad, que (ganar) nunca va a suceder”.