Migrantes de Haití y Centroamérica se abrieron paso en el metro de la Ciudad de México y en las calles de Polanco, donde se encuentra la sede del Instituto Nacional de Migración (INM), para solicitar visas humanitarias.
Los extranjeros, que salieron con la caravana desde Tapachula, Chiapas, a principios de octubre y llegaron a la Ciudad de México la semana pasada, esperaron más de cinco horas en la oficina del INM, que sólo pudo procesar 30 casos.
Uno de los pocos casos que se tramitó fue el de Rubí López, de Honduras, que consiguió tramitar las tarjetas para ella y sus hijos.
Tras la espera, los migrantes tomaron el metro para volver a la Casa del Peregrino en Gustavo A. Madero, donde encuentran refugio.
Viajaron desde Polanco hasta las estaciones de tren de El Rosario y luego cambiaron de tren desde Rosario Martín Carrera.
Aseguraron que irán al INM en caravana todos los días hasta que reciban sus tarjetas de visitante humanitario o su residencia legal en el país.
Para evitar que la caravana se pierda o se separe, y para evitar las quejas de los usuarios del metro, las autoridades han habilitado tres vagones exclusivamente para su traslado.