Los niños y adolescentes son el objetivo de los ciberdelincuentes debido al uso indiscriminado de dispositivos electrónicos con acceso a Internet y a la falta de supervisión de los padres. El acoso a menores y la pornografía infantil son los delitos cibernéticos más comunes, según los datos obtenidos a través de la transparencia por la Dirección General Científica de la Guardia Nacional (GN).
Entre enero de 2015 y junio de 2021, la agencia recibió 5.49 denuncias de ciberdelitos en los que las víctimas eran menores. De ellas, la mitad fueron por acoso (1.385 denuncias) y pornografía infantil (1.76).
Otros casos destacados de ciberdelincuencia son las amenazas, la corrupción de menores y las desapariciones de niños atraídos por las redes sociales y diversos sitios web. La Guardia Nacional también registra casos de difamación, pederastia, robo de contraseñas de redes sociales, robo de identidad y tráfico de personas.
Enrique Culebro Karam, director de la agencia digital Central Media, explica que los ciberdelincuentes ven una oportunidad en la falta de vigilancia y el descuido de los menores.
“Las familias que no están integradas son las que corren más riesgo de sufrir estas situaciones. Un niño que ha sido abandonado de alguna manera y cuyos padres no tienen esa vigilancia es una presa más fácil….
“Hemos comprobado que a menudo se les acercan personas que quieren engañarlos dándoles personajes (de videojuegos), armas o lo que quieran en el mundo virtual. Y así es como se ganan su confianza… Muchos ciberdelincuentes han encontrado este resquicio y los convencen. Se ganan su confianza y al final consiguen tener encuentros físicos o hacer que les envíen información o datos privados, que luego se convierten en el punto de partida de la ciberdelincuencia”, afirma.
De acuerdo con el “Estudio de Ciberseguridad en Empresas, Usuarios de Internet y Padres de Familia en México 2021″, más de la mitad de los niños y jóvenes tienen su propio dispositivo, ya sea un teléfono móvil o una tableta. Además, el 10% de los usuarios de Internet son niños de entre 6 y 11 años, y el 13,9% tienen entre 12 y 17 años.
Sobre las medidas que se deben tomar para proteger a los menores, Culebro Karam explica que no se conoce la combinación o fórmula óptima, pero no basta con bloquear el acceso de los niños a determinadas webs, apps, ubicaciones o perfiles sociales.
“Tratar de poner candados y programas informáticos o incluso dispositivos cerca de los módems para bloquear el acceso no es cien por cien eficaz. Parece que lo mejor es orientar a los jóvenes, explicarles lo que van a encontrar, la mejor manera de entenderlo y de utilizarlo adecuadamente, y también explicarles los riesgos y las situaciones desafortunadas que van a encontrar en este tipo de espacio virtual. Esa es la mejor recomendación que podemos dar”, subraya.
Juan Manuel Aguilar, experto en temas de ciberseguridad nacional e investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede), está de acuerdo en que los padres tienen una responsabilidad, pero también el Gobierno.
Cita el ejemplo de Estados Unidos, donde el FBI dispone de aplicaciones para bloquear contenidos para que los menores no entren en contacto con personas que intentan atentar contra su integridad.
En México, sin embargo, no existe un organismo de seguridad pública que realice esta tarea, dice. “Hay algunos esfuerzos concretos, encabezados por la Guardia Nacional, que ha publicado un manual de aprendizaje a distancia que incluye recomendaciones sobre ciberseguridad…. Es una especie de primer intento, pero es muy importante que haya una política más fuerte.
El estudio de ciberseguridad muestra que el 47% de los padres no utiliza un sistema de control parental o no sabe lo que es, y que su principal problema es establecer límites en el uso de los dispositivos. Además, el ocho por ciento de los padres no habla con sus hijos sobre sus actividades en línea.