Los talibanes siguen intentando consolidar un nuevo gobierno en Afganistán con pasos hacia la normalización económica, el primero de los cuales es el regreso de los vuelos comerciales al aeropuerto de Kabul, 20 años después de los atentados del 11-S en Estados Unidos.
Tras aquel catastrófico 11-S, la historia afgana cambió. Acusados de albergar al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, los talibanes cayeron en manos de una coalición internacional liderada por Estados Unidos, poniendo fin a su primer régimen, establecido en 1996 tras la guerra civil en su país.
El 30 de agosto, el último avión militar estadounidense despegó del aeropuerto de Kabul, poniendo fin a una ocupación de dos décadas y permitiendo que los talibanes tomaran el poder el 15 de agosto.
“Este es un día para Estados Unidos, no para Afganistán“, reconoció Muhamad Alzoad, empleado de un banco. Para él, el 11 de septiembre “no tuvo nada que ver con Afganistán, pero nos hizo sufrir”.
El caótico final del conflicto, el más largo de la historia de Estados Unidos, sigue causando polémica en el país, que el sábado recordó a las casi 3.000 víctimas de los atentados yihadistas. El presidente Joe Biden volvió a defender su decisión de retirar las tropas de Afganistán.
“¿Puede volver Al Qaeda? Sí, pero les diré que ya han vuelto en otros lugares”, aseguró. “¿Cuál es la estrategia, tenemos que invadir todos los lugares donde está Al Qaeda y dejar nuestras tropas? Seamos serios!“, añadió.
Su predecesor Donald Trump, que pactó con los talibanes la salida del país, arremetió contra la “inepta administración” de Joe Biden por su “incompetencia” en la retirada de Afganistán.
Por su parte, los antiguos insurgentes buscan reconducir el país y presentar una buena imagen al exterior. En el camino hacia la normalización económica, el lunes aterrizará en Kabul el primer vuelo comercial procedente de Pakistán desde que los talibanes tomaron el poder.
“Tenemos todas las autorizaciones técnicas para las operaciones aéreas”, declaró el sábado a la AFP Abdullah Hafeez Khan, portavoz de Pakistan International Airlines (PIA), la compañía aérea nacional de Pakistán.
“Hasta ahora hemos recibido 73 solicitudes” de pasajeros interesados, “lo que es muy alentador”, añadió, estimando que procedían sobre todo de organizaciones humanitarias y de periodistas que deseaban ir a Kabul.
A finales de agosto, el aeropuerto de Kabul vivió momentos de caos durante la evacuación de 123.000 personas en dos semanas, una operación empañada por el sangriento atentado suicida reivindicado por el Estado Islámico, que dejó más de 100 muertos.
Por su parte, el aeródromo ha ocupado gran parte de la atención de los nuevos propietarios de Afganistán, que buscan ponerlo en marcha con la asistencia técnica de Qatar.
La semana pasada, dos vuelos con destino a Afganistán despegaron de las instalaciones de la capital afgana, transportando a unas 200 personas que pretendían salir del país, la mayoría de ellas con pasaporte extranjero.
Asimismo, el sábado aterrizaron dos aviones con suministros, entre ellos carne, leche en polvo, aceite de cocina y otras provisiones, según pudo comprobar la AFP.
La policía afgana ha reanudado su trabajo en los puestos de control del aeropuerto de Kabul junto a los talibanes, según declararon el domingo dos oficiales, por primera vez desde que el movimiento islamista tomó el poder el 15 de agosto.
Miembros de la policía afgana se encontraban en varios puestos de control fuera de los principales edificios del aeropuerto, constató un reportero de la AFP.
“Volví a trabajar ayer, más de dos semanas después de haber sido enviado a casa”, dijo a la AFP uno de los policías, que pidió el anonimato.
“Recibí una llamada de un alto comandante talibán que me pidió que volviera. Fue maravilloso, ayer. Estoy muy contento de volver al servicio“, relató otro.
Un empleado del aeropuerto, encargado de la seguridad de una empresa privada, confirmó que la policía estaba desplegada en los alrededores del aeropuerto el sábado.
“Garantizan la seguridad con los talibanes”, dijo a la AFP, una semana después de que los nuevos amos del país instaran a las antiguas fuerzas gubernamentales a integrar los nuevos servicios de seguridad.
Casi un mes después de que los talibanes tomaran el control de Afganistán, Rabia, de 35 años, ha tomado una difícil decisión: superar su miedo al nuevo gobierno y volver a trabajar en el aeropuerto de Kabul.
La madre de tres hijos, maquillada y con un traje de chaqueta azul, es muy consciente del peligro, especialmente desde el atentado suicida perpetrado a las puertas del aeropuerto el 26 de agosto, durante las caóticas evacuaciones de extranjeros y afganos que querían huir del nuevo gobierno. Pero, dice, no tiene otra opción.
“Necesito dinero para atender las necesidades de mi familia”, dice a la AFP. Desde 2010,