El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) envió un cargamento con treinta toneladas de ayuda humanitaria que aterrizó el jueves en Kabul para hacer frente al invierno, en medio de la grave crisis humanitaria que vive el país.
“Esta ayuda humanitaria ayudará a nuestro país y a nuestro pueblo a minimizar los desafíos económicos, el hambre, la pobreza y las necesidades humanitarias que aumentan rápidamente con la llegada del invierno”, declaró el portavoz talibán Bilal Karimi.
La ayuda llega en un momento en el que “más de 22 millones de afganos necesitan asistencia humanitaria urgente para salvar sus vidas en el país”, dijo ACNUR en un comunicado.
Las necesidades humanitarias aumentan rápidamente en Afganistán con la llegada del invierno, cuando las temperaturas descienden hasta los 25 grados bajo cero y muchas familias desplazadas carecen de refugios y suministros adecuados, mientras que los que intentan regresar a sus hogares se encuentran con que sus instalaciones no son aptas para las estaciones frías.
El portavoz de los talibanes dijo que éstos están preparando un plan para hacer frente a los desafíos de la temporada de invierno, y añadió que recientemente han comenzado a distribuir ayuda humanitaria a los afganos con bajos ingresos.
Sin embargo, Karimi cree que el país debe intentar poco a poco “allanar el camino para llevar la prosperidad a Afganistán” y dejar de depender de la ayuda humanitaria, tarea para la que necesitan que la comunidad internacional descongele el dinero para la reconstrucción del país.
Las condiciones de vida de millones de familias afganas han empeorado en los últimos años debido al conflicto armado, a problemas como la sequía y el cambio climático, y recientemente a la pandemia del Covid-19 y a la toma de Afganistán por los talibanes el 15 de agosto.
Según informaciones de varias organizaciones internacionales, más de cincuenta mil afganos desplazados internos viven en una situación muy mala.
“Nuestra situación es obvia, estamos viviendo en una situación muy mala, el invierno se acerca y no tenemos madera, comida, refugio, dinero y otras facilidades para al menos mantenernos vivos, así que estamos desesperados”, se lamenta Noorzada, un desplazado interno en Kabul.