YANGON: El emisario de la ONU para Birmania pidió al Consejo de Seguridad que evite una “guerra civil” con un “baño de sangre” en ese país, y que actúe contra los militares que derrocaron a Aung San Suu Kyi.
“La crueldad de los militares es demasiado severa y muchas organizaciones étnicas armadas están expresando claramente su oposición, elevando la posibilidad de una guerra civil a un nivel sin precedentes”, dijo la emisaria Christine Schraner Burgener, en una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de la ONU. “Un baño de sangre es inminente”, advirtió.
“Insto a este Consejo a que considere todos los medios a su alcance para emprender una acción colectiva y hacer lo necesario, lo que el pueblo birmano merece, para evitar una catástrofe multidimensional en el corazón de Asia“, añadió.
Pero los miembros del Consejo de Seguridad están divididos. Mientras que Estados Unidos y el Reino Unido anunciaron nuevas sanciones contra los golpistas, China y Rusia se negaron a condenar oficialmente el golpe.
Aprovechando estas divisiones, la junta militar golpista continúa su sangrienta represión de las manifestaciones. Las fuerzas de seguridad mataron a ocho manifestantes, según la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos.
Por su parte, la ONG Save the Children denunció que al menos 43 menores han muerto a manos del Ejército en los últimos dos meses. Según esta organización en un informe, el número de niños asesinados por las fuerzas armadas se ha duplicado en los últimos 12 días, lo que “demuestra el absoluto desprecio de los militares por la vida de los niños”.
Para Schraner, “los crímenes internacionales más graves y las violaciones del derecho internacional parecen estar ocurriendo a la vista de todos”, una tendencia que considera “se hará más sangrienta porque el comandante en jefe parece decidido a solidificar su control ilegal del poder por la fuerza”.
Ante esta situación, la representante insistió en la necesidad de una mediación, pero subrayó que los militares han cerrado la puerta al diálogo a la mayor parte del mundo en lo que, según Schraner, parece indicar que “los militares sólo se involucrarán (en una mediación) cuando sientan que pueden contener la situación mediante la represión y el terror”.
“Seguiré abierto al diálogo, pero si nos limitamos a esperar a que estén dispuestos a hablar, la situación sobre el terreno sólo empeorará. Un baño de sangre es inminente”, dijo antes de pedir que no se dé “legitimidad a su gobierno”.
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