Venezuela pedirá a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “ayuda inmediata” para “desactivar los campos minados” que grupos irregulares han sembrado, según Caracas, en la frontera con Colombia, donde se registran enfrentamientos desde finales de marzo, anunció este domingo el presidente venezolano, Nicolás Maduro.
El canciller venezolano, Jorge Arreaza, “está enviando una comunicación al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para solicitarle al sistema de Naciones Unidas asistencia inmediata de emergencia para traer toda la tecnología para desactivar los campos minados que han dejado estos grupos irregulares de asesinos y narcotraficantes que vienen de Colombia“, dijo Maduro en una alocución televisada.
Las Fuerzas Armadas venezolanas realizan operaciones militares en el estado de Apure, fronterizo con Colombia, donde las autoridades de ambos países han reportado fuertes enfrentamientos desde el 21 de marzo.
Desde entonces, estas operaciones dejaron seis militares y nueve “terroristas” muertos, así como más de 30 detenidos, según el balance del gobierno venezolano.
Venezuela se enfrenta a “grupos orgánicos articulados al Ejército colombiano, al gobierno de Iván Duque” que “se disfrazan de guerrilleros para servir, simplemente, a las rutas del narcotráfico”, según Maduro, quien destacó que hace dos semanas inició su “desalojo” del territorio venezolano.
“Ya los hemos desalojado de varios campamentos. Han dejado el territorio minado, han traído la práctica de las minas antipersonales (…) a Venezuela. Hemos perdido varios soldados venezolanos con minas antipersonales, ¡asesinos!”, continuó el dirigente socialista.
El Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada de Venezuela aseguró en Twitter que había utilizado “fuego de artillería contra grupos terroristas irregulares armados colombianos”.
Maduro reconoció el pasado domingo la posibilidad de que disidentes de la disuelta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) sean responsables de enfrentamientos con militares y ataques a civiles en la frontera colombo-venezolana.
El propio presidente y otros altos funcionarios venezolanos habían evitado identificar a los irregulares como disidentes de la desmovilizada guerrilla izquierdista.
Las autoridades colombianas dijeron, por su parte, que la operación era un golpe contra un ala de los disidentes de las FARC.
Los dos países, con una porosa frontera común de 2.200 kilómetros, rompieron relaciones después de que el gobierno de Duque reconociera al opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela en enero de 2019.
Aunque Guaidó es reconocido como presidente interino por medio centenar de países, con Estados Unidos a la cabeza, Maduro mantiene el control del poder con el apoyo de las Fuerzas Armadas.
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