La oficina de Chicago de la Administración para el Control de Drogas (DEA) coordinará un nuevo esfuerzo de Estados Unidos para interrumpir el flujo de fentanilo procedente de México, que ha causado decenas de miles de muertes por sobredosis en el país.
La oficina dijo el miércoles que la iniciativa, bautizada como “Breakwaters“, empleará recursos y personal para investigar las actividades de, entre otros, el cartel de Sinaloa, que es el principal proveedor y distribuidor de la droga en este país.
“Aunque uno de los principales puntos de entrada del fentanilo es la frontera suroeste, los cárteles están esparciendo su veneno en comunidades de todo el país”, dijo en un comunicado el administrador interino de la DEA, D. Christopher Evans.
Añadió que la iniciativa aborda “una amenaza muy real para la salud pública, la seguridad pública y la seguridad nacional” y busca identificar las redes de suministro en las calles.
El fentanilo es un opioide sintético 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más potente que la morfina. De las pastillas falsificadas analizadas en los laboratorios de la DEA, una de cada cuatro contenía una dosis potencialmente letal de la droga.
El agente especial a cargo de la División de Chicago de la DEA, Robert J. Bell, dijo que “Breaker” involucra a Chicago y a otras diez divisiones de la DEA como Nueva York, San Diego, Los Ángeles, Detroit o El Paso, a las que se atribuye el 85% de los opioides sintéticos incautados por la agencia en 2020.
Según el comunicado, los cárteles mexicanos, en particular el cártel de Sinaloa, han sacado provecho de la epidemia de opioides y del abuso de medicamentos con receta en Estados Unidos, inundando las comunidades con fentanilo ilícito y aumentando las tasas de muertes por sobredosis.
Señala los recientes datos provisionales publicados por el gobierno que muestran que más de 87.200 personas murieron por sobredosis de drogas el año pasado.
Entre las muertes relacionadas con opioides sintéticos, predominantemente fentanilo, hubo un aumento de casi el 60% durante el período de 12 meses que terminó el 1 de septiembre de 2020.
“Breakwaters tiene como objetivo reducir la cantidad de fentanilo que cruza la frontera del suroeste, reducir la delincuencia y la violencia asociadas al tráfico de drogas y, en última instancia, salvar vidas al reducir la demanda de fentanilo ilícito”, concluye el comunicado.