PARÍS – El apoyo de Estados Unidos a la eliminación de las patentes de las vacunas anticovíricas eclipsó otro importante anuncio: Washington se comprometió a suministrar suficientes materias primas para fabricarlas, en medio de la amenaza de escasez.
El gobierno de Estados Unidos “trabajará para asegurar que haya más materias primas disponibles para producir estas vacunas”, anunció el miércoles por la noche la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai.
Esta promesa llegó al final de una declaración en la que proclamaba el apoyo de Washington a la abolición de las patentes de vacunas en un momento en el que los países pobres se enfrentan a una drástica escasez de dosis.
Mientras se avecinan largos debates jurídicos y económicos sobre esta cuestión, especialmente en la Organización Mundial del Comercio (OMC), la complicada búsqueda de todos los componentes de las vacunas por parte de algunos laboratorios sigue siendo el problema más urgente.
Dos de ellos han dado la voz de alarma y señalan con el dedo acusador a Estados Unidos.
El alemán Curevac dijo que no podía obtener ciertos materiales producidos en suelo estadounidense. Unos días antes, el Instituto Serum de la India, el mayor fabricante de vacunas del mundo, hizo un llamamiento al presidente Joe Biden.
“Le pido humildemente que levante el embargo sobre las exportaciones de materias primas fuera de Estados Unidos, para que la producción pueda acelerarse”, dijo su jefe, Adar Poonawalla, en Twitter.
Los dos laboratorios apuntan a una ley, la Defense Production Act, que normalmente enmarca los esfuerzos bélicos pero que fue invocada por los presidentes Donald Trump y luego Joe Biden para hacer frente a la pandemia.
No prohíbe explícitamente las exportaciones, pero da prioridad al gobierno sobre ciertos productos fabricados en suelo estadounidense.
“Hay tantas (vacunas) que se fabrican en todo el mundo que los proveedores no pueden seguir el ritmo”, se justificó un funcionario del gobierno estadounidense a finales de abril.
CADENA DE SUMINISTRO
Desde hace más de dos meses, numerosos actores públicos y privados constatan que la situación es cada vez más difícil para reunir todos los componentes necesarios para producir una vacuna.
Se necesitan al menos 50 (a veces hasta 100) componentes. Esto incluye, por ejemplo, vidrio para los viales, o plástico de calidad especial para almacenar la vacuna en bolsas para que no se estropee.
Y luego están, sobre todo, los ingredientes del propio suero. Uno de ellos es el que preocupa a Curevac: los nucleótidos. Esta escasez no tiene nada de sorprendente: la lucha ha llevado la producción de vacunas a una nueva dimensión.
La industria farmacéutica espera producir este año el doble de lo normal, unos 10.000 millones de dosis, cifra que no sólo incluye las vacunas covídicas.
Ya existía un consenso sobre la necesidad de promover la libre circulación de mercancías, ya que la producción de ingredientes y materiales para vacunas está fragmentada en muchos países.
Los datos de la OCDE de 2018 lo demuestran: China dominó la exportación de viales, la UE la de jeringuillas, mientras que mientras Francia lidera en ciertos estabilizadores como el sorbitol y Holanda se especializa en hielo seco, que se utiliza para refrigerar la vacuna.
Sin olvidar los conservantes, que Alemania exporta en abundancia, o los adyuvantes, que se exportan desde México y China, según los mismos datos.