JERUSALÉN. Israel continuó castigando la Franja de Gaza con bombardeos aéreos y de artillería, en lo que es hasta ahora la ronda de ataques de mayor impacto, pero detuvo una ofensiva terrestre en este conflicto que ya deja más de 100 muertos, en su mayoría palestinos.
Decenas de familias huían de la zona debido a la intensidad de los bombardeos. Según el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), Israel lanzó unos 150 ataques aéreos al comienzo de la incursión.
Los medios de comunicación israelíes indicaron que, además de aviones, participaron fuerzas de artillería y tanques, mientras que en un primer momento las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron que se trataba de un ataque “aéreo y terrestre”.
“Las fuerzas aéreas y terrestres del Ejército están atacando en la Franja de Gaza“, informó el Ejército sobre la mayor ofensiva lanzada desde el lunes, que hasta ayer dejó al menos 103 muertos en Gaza -entre ellos 19 niños y 8 mujeres- y 7 en Israel por cohetes palestinos.
El portavoz del Ejército, Jonathan Conricus, confirmó que los soldados israelíes habían entrado en el enclave palestino, pero más tarde el Ejército israelí dijo que no había entrado en Gaza y habló de un problema de “comunicación interna”.
El ejército ha bombardeado cientos de objetivos milicianos en la franja en cuatro días y ha realizado ataques selectivos que han matado a más de 30 miembros de los movimientos islamistas Hamás y Yihad Islámica.
“Lo estamos haciendo y lo seguiremos haciendo con gran intensidad. Esta no es la última palabra y esta operación continuará mientras sea necesario”, advirtió el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Antes, el ejército israelí informó de que sus cazas “destruyeron un edificio de inteligencia de Hamás”.
“Decenas de militantes estaban presentes en el edificio”, dijeron.
En respuesta, decenas de cohetes fueron lanzados desde Gaza hacia territorio israelí, mientras que, por la noche, tres cohetes lanzados desde Líbano hacia Israel, hasta ahora sin reivindicación, introdujeron otro factor imprevisible en la tensa situación.
Las sirenas sonaron a primera hora de la mañana en varias ciudades israelíes, como Sderot, Beersheba y Ashdod, en el sur. En esta última ciudad, el sistema Cúpula de Hierro de las fuerzas israelíes interceptó decenas de cohetes, pero los medios de comunicación informaron de que habían impactado en un edificio.
El Consejo de Seguridad de la ONU debatirá públicamente el domingo el empeoramiento de la violencia, según dijeron los diplomáticos, tras las objeciones de Estados Unidos a que la reunión se celebre hoy.
Los diplomáticos dijeron que Estados Unidos, un estrecho aliado de Israel, había sugerido inicialmente que se celebrara una reunión pública virtual el martes.
El consejo de 15 miembros se ha reunido en privado dos veces esta semana, pero no ha podido emitir una declaración pública debido a la presión de Estados Unidos.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que no cree que Israel esté exagerando con los palestinos durante la escalada.
Biden lo dijo ayer tras la pregunta de un periodista sobre si el primer ministro israelí está haciendo lo suficiente para detener la violencia en la región.
La escalada bélica ha adquirido una nueva dimensión en las ciudades mixtas de Israel, que llevan días siendo testigos de palizas y linchamientos entre árabes y judíos.
Mientras las cámaras de la televisión pública israelí retransmitían anoche los disturbios de los extremistas judíos en las calles del país, ocurrió algo que conmocionó a la sociedad tanto o más que los cohetes de Gaza: la horda sacó a un ciudadano árabe de su vehículo, lo tiró al suelo y lo linchó.
El miércoles por la noche, grupos de extrema derecha israelíes salieron a las calles de todo el país, enfrentándose a las fuerzas de seguridad y a los árabes israelíes. Se registraron enfrentamientos e intercambios de disparos en varias ciudades mixtas, según la policía.
En respuesta, el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, ordenó un despliegue “masivo” de las fuerzas de seguridad en las ciudades donde conviven israelíes y palestinos con ciudadanía israelí.
Las hostilidades comenzaron la semana pasada con las órdenes de desalojo de familias palestinas en el barrio de Shaykh Kharra, en Jerusalén Este, y tras la represión de las fuerzas israelíes en la Explanada de las Mezquitas y la Mezquita de Al Aqsa, aunque Israel asegura que el conflicto está relacionado con la cancelación de las elecciones por parte del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.