Las grasas trans son un tipo de grasa que se encuentra naturalmente en algunos alimentos, pero también se producen artificialmente a través de un proceso llamado hidrogenación. Estas grasas son conocidas por ser perjudiciales para la salud y se ha demostrado que aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2.
Las grasas trans se encuentran en una variedad de alimentos, incluyendo alimentos congelados como canelones, pizzas, yogur helado y helado. También se encuentran en productos fritos o empanados como croquetas, aperitivos salados como patatas fritas, galletas, grasas sólidas como margarinas y mantecas, bollería industrial, pasteles y tartas, comida rápida y sustitutos de crema no lácteos.
Estos alimentos contienen grasas trans que pueden aumentar el colesterol malo (LDL) y reducir el colesterol bueno (HDL), lo que puede llevar a la acumulación de colesterol en las arterias y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares. Además, las grasas trans también pueden contribuir al aumento de peso y aumentar el riesgo de diabetes tipo 2.
Es importante tener en cuenta que en España no hay una regulación que obligue a identificar las grasas trans en el etiquetado de los alimentos, por lo que muchos fabricantes las ocultan. Sin embargo, en Canadá y Estados Unidos sí existe un etiquetado obligatorio. Por eso, es fundamental revisar el etiquetado de los alimentos y prestar atención a la cantidad de grasas trans, que a veces se indican como “parcialmente hidrogenadas“.
Definición y efectos de las grasas trans
Las grasas trans son un tipo de grasa que se encuentra principalmente en alimentos procesados y fritos. Estas grasas son producidas cuando los fabricantes de alimentos convierten aceites líquidos en grasas sólidas, como la manteca o la margarina. También se les conoce como aceites parcialmente hidrogenados (PHO).
El consumo de grasas trans tiene efectos negativos en la salud cardiovascular. Estas grasas aumentan el colesterol total y elevan las lipoproteínas de baja densidad (LDL-c), conocido como colesterol malo, mientras que reducen las lipoproteínas de alta densidad (HDL-c), conocido como colesterol bueno. Además, aumentan los triglicéridos en el cuerpo.
Estos efectos pueden llevar a la acumulación de colesterol en las arterias y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como cardiopatías o accidentes cerebrovasculares. Además, se ha encontrado que las grasas trans aumentan el riesgo de padecer otras enfermedades no transmisibles, como procesos de inflamación sistémica, resistencia a la insulina (con el consiguiente riesgo de padecer diabetes) y obesidad. Incluso se ha sugerido que podrían participar en ciertos procesos cancerígenos.
Explicación de cómo se producen las grasas trans en la industria de alimentos:
Las grasas trans se producen en la industria de alimentos a través de un proceso conocido como hidrogenación. Los fabricantes convierten aceites líquidos en grasas sólidas, como la manteca o la margarina, para obtener una textura similar a las grasas de origen animal. La hidrogenación de los aceites vegetales ofrece diversas ventajas para la industria alimentaria, como una mayor estabilidad y duración sin ponerse rancios, así como una mejora en la textura de algunos alimentos.
Sin embargo, es crucial tener en cuenta que las grasas trans de origen industrial son perjudiciales para la salud. Estas grasas alteran el metabolismo lipídico de manera similar a las grasas saturadas y aumentan el riesgo de problemas de salud. Por esta razón, se recomienda reducir su consumo y buscar alternativas más saludables.
Para identificar alimentos que contienen grasas trans, es posible revisar la lista de ingredientes en el envase. Si se menciona la presencia de grasa hidrogenada o parcialmente hidrogenada, es probable que el alimento contenga ácidos grasos trans. Ejemplos comunes de alimentos que suelen contener grasas trans son la bollería industrial, los alimentos precocinados, los snacks salados, los alimentos fritos, las salsas y los helados.
Es necesario destacar que reconocer las grasas trans en el etiquetado no siempre es fácil, pues la industria utiliza distintos eufemismos como aceite vegetal hidrogenado, aceite hidrogenado o aceite parcialmente hidrogenado. En algunos países, existe la obligación legal de especificar la presencia de grasas trans en el etiquetado de información nutricional, pero en otros países aún no se ha implementado por completo esta regulación. Por lo tanto, es clave leer detenidamente los ingredientes de los alimentos y optar por opciones más saludables y frescas siempre que sea posible.
Alimentos que contienen grasas trans
Los alimentos que contienen grasas trans son aquellos que contienen aceites parcialmente hidrogenados (PHO). Estas grasas son perjudiciales para la salud cardiovascular, ya que aumentan el colesterol total, incrementan las lipoproteínas de baja densidad (LDL-c o colesterol malo) y reducen las lipoproteínas de alta densidad (HDL-c o colesterol bueno).
Entre los alimentos que suelen contener grasas trans se encuentran:
- Galletas
- Tartas
- Pasteles
- Bizcochos
- Pan dulce
- Donas
- Pan y galletas saladas
- Alimentos congelados como meriendas congeladas, pizza, helado, yogur congelado, malteadas y pudín
- Botanas
- Comida rápida
- Grasas sólidas como la manteca y la margarina
- Sustitutos de crema no lácteos
El consumo de alimentos con grasas trans puede aumentar el riesgo de padecer varias enfermedades como arterioesclerosis, infarto de miocardio, angina de pecho, ictus y trombosis. Además, se ha demostrado que estas grasas también aumentan el riesgo de enfermedades no transmisibles como la inflamación sistémica, resistencia a la insulina, diabetes y obesidad. También se ha sugerido que podrían participar en ciertos procesos cancerígenos. Por tanto, es vital llevar un seguimiento de las grasas trans que se consumen y tomar decisiones de alimentación saludables evitando estos alimentos procesados y empaquetados que suelen contenerlas.
Cómo identificar las grasas trans en los alimentos
Para identificar las grasas trans en los alimentos, la única manera confiable es consultar el etiquetado de los productos. Esto se debe a que en México no existe una regulación que obligue a los fabricantes a identificar estas grasas. Por lo tanto, muchos de ellos las ocultan en sus productos. Sin embargo, en países como Canadá y Estados Unidos sí existe un etiquetado obligatorio.
Para identificar las grasas trans en los ingredientes, se recomienda prestar especial atención a la cantidad de grasas trans indicada en el etiquetado. Estas grasas pueden aparecer indicadas como “parcialmente hidrogenado”. Algunos alimentos en los que se pueden encontrar grasas trans son: alimentos congelados como canelones, pizzas, yogur helado o helado; productos fritos o empanados como croquetas; aperitivos salados como patatas fritas; galletas; grasas sólidas como margarinas y mantecas; bollería industrial; pasteles y tartas; comida rápida; y sustitutos de crema no lácteos.
Es crucial evitar el consumo de alimentos con grasas trans debido a los perjuicios que pueden causar en la salud. Se recomienda sustituir las comidas con grasas trans por alimentos que contengan grasas monoinsaturadas o poliinsaturadas. Estas grasas son más saludables y beneficiosas para nuestro organismo.
Comparación de las cantidades de grasas trans en diferentes alimentos con riesgos y consecuencias potenciales
Las grasas trans son consideradas un peligro para la salud cardiovascular debido a sus efectos negativos en el colesterol y otros factores de riesgo. Estas grasas aumentan el colesterol total y las lipoproteínas de baja densidad (LDL-c o colesterol malo), mientras reducen las lipoproteínas de alta densidad (HDL-c o colesterol bueno). Además, también incrementan los triglicéridos, lo cual aumenta el riesgo de padecer enfermedades como arterioesclerosis, infarto de miocardio, angina de pecho, ictus y trombosis. También se ha evidenciado que estas grasas pueden contribuir al desarrollo de otras enfermedades no transmisibles, como la inflamación sistémica, la resistencia a la insulina, la obesidad e incluso ciertos procesos cancerígenos.
Las grasas trans tienen un efecto adverso mayor que las grasas saturadas en los alimentos y se ha establecido que un consumo superior al 2% de la energía diaria proveniente de grasas de hidrogenación se relaciona con un aumento del 23% en el riesgo de eventos cardiovasculares. Por eso, se recomienda limitar el consumo de ácidos grasos trans al 1% de la energía total diaria ingerida. Tanto las grasas trans como las grasas saturadas afectan de manera negativa a los factores de riesgo asociados con las enfermedades cardiovasculares.
Las personas más vulnerables a los efectos de las grasas trans son aquellas que ya tienen un riesgo cardiovascular, como las personas con diabetes, niveles altos de colesterol, patologías cardiovasculares, obesidad o hipertensión. También se considera un grupo de alto riesgo a las personas en situación de vulnerabilidad económica. El consumo de grasas trans aumenta el colesterol LDL (malo) y reduce el colesterol HDL (bueno), lo que provoca la acumulación de colesterol en las arterias y aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Además, su consumo en alimentos altos en calorías puede provocar aumento de peso y aumentar el riesgo de diabetes tipo 2.
Regulaciones de grasas trans en México
En México, actualmente no existen regulaciones específicas sobre las grasas trans en los alimentos. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado dos alternativas para abordar este tema. La primera opción es imponer un límite nacional de 2 gramos de grasas trans de producción industrial por cada 100 gramos de contenido total de grasas en todos los alimentos. La segunda opción es decretar una prohibición nacional de la producción o utilización de aceites parcialmente hidrogenados, que son una fuente significativo de grasas trans.
Hasta la fecha, más de 40 países, que representan a más de un tercio de la población mundial, han implementado alguna de estas medidas. Otros 17 países están aplicando políticas menos restrictivas, pero siguen el camino recomendado por la OMS.
En México, no es obligatorio que las grasas trans sean identificadas en el etiquetado de los alimentos, por lo que los consumidores no suelen estar informados de su presencia ni de su cantidad. Por esta razón, se hace énfasis en la importancia de regular y desarrollar la normativa del etiquetado nutricional para que los consumidores conozcan la composición de las grasas trans en cada alimento.
Además, se recomienda limitar el consumo de grasas trans a un máximo del 2% de la proporción total de grasas en un alimento y disminuir al máximo la ingesta diaria de grasas trans, siempre por debajo del 1% de la ingesta energética total.
Discusión sobre las grasas trans en la comida rápida en México
Las grasas trans en la comida rápida en México representan un peligro potencial para la salud cardiovascular. Estas grasas son perjudiciales porque aumentan el colesterol malo (LDL-c), reducen el colesterol bueno (HDL-c) y elevan los niveles de triglicéridos. Esto puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón como arterioesclerosis, infarto de miocardio, angina de pecho, ictus y trombosis. Además, se ha comprobado que estas grasas también pueden aumentar el riesgo de otras enfermedades no transmisibles como la inflamación sistémica, la resistencia a la insulina, la obesidad e incluso ciertos tipos de cáncer.
Las grasas trans se encuentran comúnmente en:
– Bollería industrial (galletas, pastelería, tartas).
– Alimentos precocinados (pizzas, croquetas, palitos de pescado).
– Snacks salados (cortezas de trigo, palomitas para microondas).
– Alimentos fritos.
– Salsas.
– Helados.
Estos alimentos están ampliamente disponibles y son consumidos por muchas personas en México.
Se recomienda evitar consumir más del 1% de la energía total diaria proveniente de las grasas trans, ya que un consumo superior al 2% se relaciona con un aumento del 23% en el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Los grupos más vulnerables a los efectos de las grasas trans son las personas con riesgo cardiovascular, como aquellas con diabetes, niveles altos de colesterol, problemas cardíacos, obesidad o hipertensión. También se considera de alto riesgo a las personas en situación de vulnerabilidad económica debido a la crisis y el aumento de los precios de los alimentos básicos.
Cómo evitar el consumo de grasas trans
Para evitar el consumo de grasas trans, es recomendable seguir las pautas establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras entidades médicas y científicas. Estas recomiendan no superar el consumo del 1% de la energía total diaria ingerida a partir de los ácidos grasos trans. Consumir menos grasas trans es aún mejor, ya que ambos tipos de ácidos grasos (trans y saturados) afectan negativamente a los factores de riesgo relacionados con las enfermedades cardiovasculares.
Las personas más vulnerables a los efectos de las grasas trans son aquellas que ya tienen un riesgo cardiovascular, como personas con diabetes, niveles altos de colesterol, enfermedades cardiovasculares, obesidad o hipertensión. Además, los estudios sociodemográficos señalan que las personas en situación de vulnerabilidad económica también son un grupo de alto riesgo.
Para identificar alimentos con grasas trans, se puede revisar la lista de ingredientes en el envase. Si se menciona la grasa hidrogenada o parcialmente hidrogenada, es probable que contenga ácidos grasos trans. Algunos alimentos donde suelen encontrarse las grasas trans son la bollería industrial (galletas, pastelería, tartas), los alimentos precocinados (pizzas, croquetas, palitos de pescado), los snacks salados (cortezas de trigo, palomitas para microondas), los alimentos fritos, las salsas y los helados.
Para reducir el consumo de grasas trans, se recomienda sustituir la mantequilla por aceite de oliva y evitar los alimentos procesados. Además, es significativo que los consumidores estén bien informados y que los gobiernos promuevan cambios dirigidos a reducir el consumo de este tipo de grasas, instando a la industria a buscar alternativas más saludables.