Las autoridades estadounidenses cerraron el Campo 7, un antiguo centro de detención secreto situado dentro de la base militar de Guantánamo (Cuba), y trasladaron a sus 40 reclusos a la prisión principal de la base.
El traslado se llevó a cabo “de forma segura y sin incidentes”, dijo el Comando Sur en un comunicado oficial, explicando que la medida tenía como objetivo concentrar a todos los detenidos en dos o tres centros de detención para “mejorar la eficiencia y eficacia operativa” y reducir los costes.
El Campo 7 era un centro de detención secreto de máxima seguridad que albergaba a sospechosos vinculados a los atentados del 11 de septiembre de 2001 y a otros detenidos capturados por la CIA en el extranjero, según las investigaciones, ya que no se conocen oficialmente los detalles de su funcionamiento.
La prensa nunca ha podido visitar estas instalaciones y los abogados de los reclusos tuvieron que obtener una orden judicial para visitar este lugar.
Fuentes oficiales revelaron que ha habido problemas con el sistema de alcantarillado y frecuentes cortes de electricidad, y el Departamento de Defensa ha terminado por renunciar a conseguir los fondos necesarios para las reparaciones.
Entre los trasladados estarían Khalid Shaij Mohamed, presunto “cerebro” de los atentados del 11-S, y otros cinco sospechosos implicados en la planificación y ejecución de los ataques contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono.
El centro se inauguró en 2002 como instalación de máxima seguridad en la que se realizaban interrogatorios durante la “guerra contra el terrorismo” del gobierno de George W. Bush.
Con los años, se ha convertido en un símbolo de las violaciones de los derechos humanos, ya que algunos prisioneros fueron llevados a Guantánamo sin poder consultar a un abogado, denunciar los abusos o ser acusados durante años.
Tanto el ex presidente Barack Obama (2009-2017) como el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometieron cerrar Guantánamo.
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