SANTIAGO. La izquierda en Chile dominó la Asamblea Constituyente con una alta presencia de independientes al concluir ayer una inédita elección de dos días para elegir a los 155 ciudadanos que redactarán una nueva Constitución y enterrarán así la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, con la expectativa de crear nuevas reglas que permitan una mayor equidad social.
Los ciudadanos independientes y la oposición de centro e izquierda, fragmentada en las históricas elecciones, obtendrían más de dos tercios de los 155 escaños de la convención, según los primeros resultados con casi el 60 por ciento de los votos escrutados.
La derecha, que se presentó en una lista única formada por los partidos del oficialismo, sería la gran perdedora, al obtener menos de un tercio de los escaños, el porcentaje necesario para influir en el contenido de la nueva Carta Magna, vetar artículos y bloquear directamente eventuales cambios drásticos.
Además, se eligieron gobernadores, alcaldes y concejales, y los 155 miembros del órgano serán elegidos según los votos obtenidos por lista y tras aplicar por primera vez la paridad de género.
El cambio de la Carta Magna fue una demanda central de las feroces protestas sociales que estallaron en Chile contra la desigualdad y el elitismo a finales de 2019.
Las estimaciones previas a las elecciones daban a los candidatos de la oposición de izquierda dos tercios de los 155 escaños.
Con la incógnita de cuántos escaños ganarán los candidatos independientes que no pertenecen a partidos políticos, el escenario que se abre para la convención requiere alcanzar amplios consensos.
El sábado, más de tres millones de votantes (20,44 por ciento) acudieron a las urnas de un total de 14,9 millones que estaban llamados a votar voluntariamente.
Los chilenos debían elegir entre 1.373 candidatos para integrar la Convención Constituyente, entre ellos actores, escritores, profesores, activistas sociales, abogados y políticos tradicionales.
La anterior Carta Magna, redactada durante la dictadura de Pinochet (19731990), es considerada el origen de las desigualdades sociales en Chile.
Las elecciones se celebraron en dos días debido a la pandemia, después de haber sido aplazadas durante cinco semanas, desde el 11 de abril, debido a una nueva ola de Covid-19.