Durante la actual pandemia de Covid-19, se produce un ciberataque en el mundo cada 39 segundos y las mayores víctimas son las mujeres, revela un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Según el documento del organismo internacional, la emergencia sanitaria aumentó en un 600% los correos electrónicos maliciosos y en un 350% los sitios web falsos.
Los ciberataques han afectado en mayor medida a las mujeres, ya que este grupo no tenía pleno acceso a los servicios digitales antes de la pandemia y no tenía los conocimientos necesarios para protegerse al entrar en una nueva realidad digital impuesta por la crisis sanitaria.
Las mujeres que han tenido que aventurarse en el comercio online, el uso del dinero móvil o la recepción de transferencias de efectivo han sido víctimas de fraudes y estafas online, así como de ataques informáticos y violencia de género online.
La OEA también advierte del aumento de los ataques a mujeres mayores en forma de correos fraudulentos, llamadas telefónicas o servicios de mensajería instantánea, en los que los ciberdelincuentes se hacen pasar por alguien de confianza de la víctima, como el banco o el personal médico, para obtener sus datos personales.
“En el contexto actual de aumento del uso de Internet, las mujeres mayores son especialmente vulnerables a los ciberataques dada su falta de conocimientos informáticos en general y de seguridad digital en particular, que es mayor que en el caso de los hombres del mismo grupo de edad”, subraya.
El informe, titulado La ciberseguridad de las mujeres durante la pandemia de Covid-19, señala que la infodemia y la distribución de información falsa es otro riesgo online que afecta especialmente a las mujeres, dado el uso preponderante que hacen de Internet para obtener noticias relacionadas con la salud y el bienestar.
El estudio también advierte que, con su mayor participación en el ciberespacio, las mujeres son víctimas de forma desproporcionada del ciberacoso, el ciberhostigamiento, la distribución no consentida de imágenes íntimas y sexuales, el doxing, la violencia sexual a través del trolling, la recepción de imágenes y vídeos sexuales sin consentimiento y las amenazas de violencia sexual.
Según la OEA, la violencia de género digital se ha centrado especialmente en las mujeres activas en las redes sociales. Tal es el caso de las periodistas que informan sobre la evolución de la pandemia, las activistas, las blogueras, las defensoras de los derechos humanos y las mujeres con perfil público que utilizan las redes sociales para abogar por la igualdad de género.
El documento subraya, sin embargo, que las mujeres no están condenadas irremediablemente a ser víctimas de los ciberdelincuentes, sino que deben conocer la información necesaria para protegerse y prevenir los ciberataques y los actos de violencia en línea.
Recomienda la aplicación de medidas básicas de autocuidado como el uso de contraseñas, la navegación segura con redes WiFi privadas y fiables, realizar periódicamente copias de seguridad de todos los datos e información personal importante, encriptándolos y almacenándolos en un disco duro externo o en la nube.
También hay que desconfiar de todos los correos electrónicos sobre Covid-19, sobre todo si no se reconoce la dirección de correo electrónico, así como de las cadenas de WhatsApp con enlaces a páginas web donde supuestos expertos ofrecen recomendaciones y soluciones a la pandemia, pero que sólo desinforman.