NUEVA YORK. Las ventas de armas en Estados Unidos, que se dispararon el año pasado al inicio de la pandemia de coronavirus, siguen creciendo, y una quinta parte de las compras son realizadas por quienes las poseen por primera vez, según datos preliminares de un estudio publicado por The New York Times. Las cifras, recopiladas por la Universidad de Northeastern y un centro de investigación de Harvard, apuntan a que cada vez hay más armas en circulación, pero también más personas con armas.
El estudio, que aún no ha sido publicado, muestra también que la mitad de estos nuevos propietarios de armas son mujeres, una quinta parte son afroamericanos y otra quinta parte son hispanos, lo que apunta a una diversificación del perfil más común del comprador de armas, que es el hombre blanco.
Los datos proceden de una encuesta realizada en abril a 19.000 personas y apuntan a que alrededor del 6,5 por ciento de la población estadounidense -unos 17 millones de personas- compró armas el año pasado, frente al 5,3 por ciento de 2019.
Se estima que el 39 por ciento de los hogares del país posee al menos un arma, frente al 32 por ciento de 2016.
Las ventas se dispararon el año pasado coincidiendo con el inicio de la pandemia de Covid-19, lo que provocó que el número de comprobaciones de antecedentes federales -un indicador aproximado del número de ventas de armas- alcanzara el millón en una semana en marzo de 2020 por primera vez desde que comenzó la recopilación de datos en 1998.
Ese récord se volvió a batir esta primavera, con una semana que superó los 1,2 millones de comprobaciones, según los datos del FBI.
Además, ayer tres personas armadas con rifles de asalto dispararon indiscriminadamente contra los asistentes a un concierto de rap en Hialeah, matando a dos e hiriendo a una veintena en el segundo tiroteo masivo en 24 horas en Florida, el peor comienzo de un verano que la policía prevé “violento”.
En la medianoche del sábado, los asistentes al concierto en una sala de banquetes en Hialeh, una ciudad del noroeste de Miami cuya población es mayoritariamente latina, que se encontraban en el exterior del local vieron cómo un coche se detenía y tres personas se bajaban y comenzaban a disparar.
Además, la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) se incautó de ocho armas semiautomáticas, ocho cargadores y dos miras telescópicas escondidas en sofás tipo futón en la frontera con México.
Los agentes descubrieron el cargamento durante un examen en los carriles de salida de Estados Unidos en el puerto de entrada internacional de Del Río, que conecta Del Río (Texas) con Ciudad Acuña (México).