El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, pidió el viernes a China una mayor “cooperación y transparencia” sobre los orígenes del coronavirus, al tiempo que expresó su preocupación por el “deterioro de las normas democráticas” en Hong Kong y el “genocidio” de los uigures en la provincia china de Xinjiang. Blinken habló por teléfono con Yang Jiechi, jefe de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China (PCC), según un comunicado del Departamento de Estado.Sobre la pandemia del Covid-19, el jefe de la diplomacia estadounidense “subrayó la importancia de la cooperación y la transparencia sobre el origen del virus”, incluida la necesidad de un nuevo estudio de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en China.
La petición se produce después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, encargara a finales de mayo un informe sobre el origen de la pandemia a los servicios de inteligencia de su país, después de que en las últimas semanas haya cobrado fuerza la teoría de que surgió en un laboratorio de Wuhan (China).Blinken también subrayó ante Yang “la preocupación de Estados Unidos por el deterioro de las normas democráticas en Hong Kong” y “el genocidio y los crímenes contra la humanidad de los musulmanes uigures y otros miembros de grupos minoritarios” en la región china de Xinjiang. Por último, pidió a China que “cese su presión” sobre Taiwán, territorio que Pekín considera una provincia rebelde.La conversación coincide con el viaje de Biden a Europa para la cumbre del G7 y su reunión con socios europeos en Bruselas, donde quiere conseguir un respaldo más claro de sus aliados para su principal prioridad internacional: la intensa competencia entre Washington y Pekín.
Precisamente esta semana, el Senado estadounidense aprobó un proyecto de ley con un gasto previsto cercano a los 250.000 millones de dólares que pretende aumentar la competitividad nacional para hacer frente al poderío industrial y militar de China.Las relaciones entre China y Estados Unidos se deterioraron drásticamente durante la era del expresidente Donald Trump (2017-2021) con choques en planos como el comercial, el diplomático o el tecnológico, y aunque Biden ha prometido otro enfoque, su Gobierno ha mantenido la presión sobre Pekín.