Los líderes del G7 se comprometieron el domingo a ayudar al mundo a hacer frente a la pandemia del coronavirus, a frenar el cambio climático y a afrontar los retos que plantean China y Rusia, en la clausura de una cumbre que pretendía mostrar su renovada unidad.
Al término de su primera reunión cara a cara en casi dos años en una idílica playa del suroeste de Inglaterra, los jefes de Estado y de Gobierno de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido emitieron una ambiciosa declaración de intenciones.
Fue una cumbre “extraordinariamente colaborativa y productiva”, dijo el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, antes de dirigirse al castillo de Windsor, cerca de Londres, para tomar el té con la Reina Isabel II y su esposa Jill.
Al final de los tres días de debates, las siete principales economías se comprometieron a proteger el 30% de la tierra y los océanos para 2030, con el objetivo de detener la pérdida de biodiversidad, y a reducir a la mitad sus emisiones de carbono en comparación con 2010.
El anfitrión británico, Boris Johnson, había planteado el calentamiento global como una prioridad de la cumbre antes de la conferencia de la ONU sobre el clima que se celebrará en noviembre en Glasgow.
“Hay una relación directa entre la reducción de las emisiones, la restauración de la naturaleza, la creación de puestos de trabajo y la garantía de un crecimiento económico a largo plazo”, dijo.
Sin embargo, los ecologistas criticaron las promesas que consideran insuficientes.
“Sin un acuerdo para poner fin a todos los nuevos proyectos de combustibles fósiles -algo que debe hacerse este año si queremos limitar el peligroso aumento de la temperatura global- este plan se queda muy corto”, denunció el director de Greenpeace Reino Unido, John Sauven.
La cumbre también abordó la respuesta a la pandemia con una declaración para ayudar a prevenir futuras crisis sanitarias y el compromiso de donar mil millones de vacunas Covid-19 a países desfavorecidos, a partir de este agosto y hasta 2022.
Pero no faltaron los recordatorios de que se necesitan once veces más para inocular al mundo contra un virus que ha matado a 3,7 millones de personas.
“Creo que esta cumbre pasará a la historia como una oportunidad perdida: necesitábamos 11.000 millones de vacunas y sólo nos han ofrecido un plan para mil millones”, arremetió el ex primer ministro laborista británico Gordon Brown.
Por su parte, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, subrayó la necesidad de ayudar a los países en desarrollo a superar la crisis económica provocada por el coronavirus, advirtiendo del riesgo de “recuperaciones peligrosamente divergentes”.
En este sentido, el G7 anunció un plan de infraestructuras liderado por Estados Unidos para ayudar a los “países de ingresos bajos y medios” desde América Latina hasta el Pacífico a recuperarse de la pandemia.
Bautizado como “Reconstruir mejor el mundo” y estimado en cientos de miles de millones de dólares, pretende claramente rivalizar con un proyecto chino similar llamado “Nuevas Rutas de la Seda”.
Pero éste será “mucho más justo”, aseguró Biden, afirmando, sin embargo, que “no busca el conflicto” con Pekín.
El G7 también pidió un estudio más profundo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre los “orígenes de Covid-19“, con la participación de China, a la que instó a “respetar los derechos humanos” en la región de Xinjiang, hogar de la minoría musulmana uigur, y en Hong Kong, donde ha reprimido a los defensores de la democracia.
El comunicado final de la cumbre también pidió a Rusia que ponga fin a sus “actividades desestabilizadoras”, como la injerencia en los sistemas democráticos de otros países y los ciberataques con programas de robo de datos atribuidos a grupos de ese país.
E instó a Moscú a cumplir sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos investigando “urgentemente” el uso de armas químicas en su territorio y poniendo fin a “su represión sistemática de la sociedad civil y los medios de comunicación independientes”.
La primera gira internacional de Biden como presidente culminará el miércoles con una reunión en Ginebra con su homólogo ruso, Vladimir Putin, a quien prometió expresar “muy claramente” sus discrepancias.
Por su parte, los miembros del G7 aprovecharon este esperado cara a cara para renovar sus lazos tras cuatro años de discordia con Donald Trump.
Biden se esforzó por abrir un nuevo capítulo en la alianza occidental, reafirmando, al contrario que su predecesor, su compromiso con la OTAN, en cuya cumbre de Bruselas se volverá a reunir el lunes con aliados satisfechos con este cambio de actitud.
“No es que el mundo haya dejado de tener problemas por la elección de Joe Biden como presidente de Estados Unidos. Pero estamos trabajando en las soluciones a esos problemas con una nueva impu