KABUL. El presidente afgano Ashraf Ghani sustituyó el sábado a los ministros de Defensa e Interior, ante el avance de los talibanes en distintas regiones del país.
La crisis gubernamental se produce también en medio de un estancamiento de las negociaciones de paz. Los talibanes afirman que han conseguido tomar más de 40 distritos en las últimas semanas.
Con el inicio de la retirada de las tropas estadounidenses en mayo, la violencia se ha desatado en todo el país. El ejército nacional ha tenido que retirarse de varias regiones rurales estratégicas.
El pasado miércoles, al menos 20 miembros de un comando de élite murieron en una emboscada talibán en la provincia de Faryab, en el norte del país.
Los talibanes están ahora presentes en todas las provincias del país y rodean algunas de las principales ciudades.
Los talibanes afirmaron ayer que siguen comprometidos con las conversaciones de paz, pero insistieron en que un “auténtico gobierno islámico” en Afganistán es la única forma de poner fin a la guerra y garantizar los derechos, incluidos los de las mujeres.
Uno de los responsables talibanes en las negociaciones interafganas de Doha, el mulá Abdul Ghani Baradar, dijo en un comunicado que “un auténtico gobierno islámico es la mejor solución y la demanda de todos los afganos.”
“Nuestra participación en las negociaciones demuestra que creemos en la solución de los problemas mediante el entendimiento mutuo”, insistió, y pidió “a la comunidad internacional que deje a los afganos decidir su destino y el de su país”.
Tras veinte años de presencia estadounidense apoyada por las fuerzas de la OTAN, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, fijó la fecha simbólica del 11 de septiembre para la retirada total.