El ciclo de lluvias en el continente americano ya se ve afectado por el cambio climático, y nuestro país vive una sequía histórica desde 2020. Como consecuencia, la Ciudad de México carecerá de agua potable en 2022, por lo que será necesario recolectar y cosechar el agua de lluvia en edificios públicos, unidades habitacionales y hogares como parte de una política pública permanente.
Asimismo, se debe construir un Acueducto Nacional, desde el sur del Golfo de México hasta la frontera con Estados Unidos, para aprovechar los excedentes de agua de lluvia en el sur-sureste de la República.
Así lo propuso Rafael Sánchez Bravo, director del Departamento de Riego de la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH), quien dijo que es factible crear un Canal de Recuperación de Aguas Pluviales, que desborde en los ríos Grijalva, Usumacinta y Coatzacoalcos, y con ello se evitarían las inundaciones anuales en Chiapas, Tabasco y Veracruz.
Explicó que existen estudios específicos sobre la existencia de una curva de nivel de pendiente en el Golfo de México que permiten la creación de un Sistema Integral e Inteligente de Agua para el aprovechamiento de las aguas pluviales, muy similar al Sistema Cutzamala.
Tras rendir su último informe como director del Departamento de Riego de la UACH, detalló que el agua de lluvia recuperada bien podría llegar a los estados del norte de la República, donde la sequía ya es dramática, y concentrar el vital líquido en zonas urbanas como el Distrito Federal.
El especialista comentó que la realidad muestra que el ciclo de las lluvias en el Continente se ve afectado por el cambio climático y, además, se incrementan los escurrimientos, lo que en realidad es una pérdida de agua en todo el país.
Y como el problema se agrava cada vez más, es necesario aceptar que la solución no está sólo en manos del gobierno federal o local, sino que la sociedad debe sumarse.
También dijo que la sociedad tiene la posibilidad de plantar un árbol. Son sombras necesarias para las ciudades e indispensables en las montañas, para que se forme un suelo que a su vez sea un nicho de agua.
También dijo que es recomendable construir estructuras para frenar la escorrentía en las laderas: bordillos, zanjas, entre otros, para reducir las fugas de agua.
En cuanto a la siembra y cosecha de agua de lluvia desde los hogares hasta los edificios públicos, dijo que es la única alternativa, a través de sistemas individuales de agua y la creación de pozos de absorción, “o no tendremos agua en la Ciudad de México en 2022″.
El especialista en riego enfatizó que “en la medida en que logremos trasladar el agua de lluvia que llega al Golfo de México a través de mecanismos de bombeo hacia el norte del país, evitaremos inundaciones en el trópico”.
Además, se abastecerá a las zonas urbanas y áridas y se reducirán los impactos económicos, sociales y ambientales negativos de la sequía.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), al 11 de junio, las 210 principales presas del país se encontraban a 35.1% de su capacidad; es decir, por debajo del almacenamiento que tenían el 1 de junio, cuando los niveles de captación eran de 36.4%.
Señaló que el bajo nivel de almacenamiento en los embalses se suma a las condiciones de sequía que enfrenta gran parte del territorio nacional.
Hasta el 31 de mayo de este año se reportó sequía de moderada a excepcional en 72.63% del país, porcentaje que es 3 puntos mayor que la quincena anterior al 15 de mayo, de acuerdo con el Monitor de Sequía emitido por la Conagua.
Explicó que el nivel de sequía moderada presenta algunos daños en cultivos y pastizales, y existe un alto riesgo de incendios, bajos niveles de caudal en ríos, arroyos, presas, abrevaderos y pozos.