En medio de los temores por la variante Delta del Covid-19, que ha disparado las infecciones en varios países y ha provocado el regreso de los confinamientos en otros, algunos estudios científicos publicados ayer dieron esperanzas sobre la eficacia de algunas vacunas para reforzar la respuesta inmunitaria y reducir así los casos y las muertes.
El primer estudio, publicado por la revista Nature, demostró que las vacunas fabricadas por Pfizer-BioNTech y Moderna pueden dar protección durante años contra el Covid-19.
Los investigadores descubrieron que las personas que sobrevivieron a la infección y luego recibieron dos dosis de estas vacunas, que utilizan una tecnología experimental de ARN mensajero (ARNm), “tuvieron respuestas inmunitarias “fuertes” y “persistentes”.
El hallazgo se suma a la evidencia de que la mayoría de las personas inmunizadas con las vacunas de ARNm podrían no necesitar refuerzos, siempre y cuando el virus y sus variantes no evolucionen más allá de sus formas actuales, según el periódico estadounidense The New York Times.
Cuando alguien se infecta o se vacuna contra el Covid-19, se forma un centro germinal en los ganglios linfáticos, donde maduran las llamadas células B de memoria, que reconocen los virus y los marcan para que el sistema inmunitario los destruya, señala el Times.
El estudio sugiere que en las personas que habían sobrevivido al Covid-19, las células inmunitarias que reconocen el virus permanecían en la médula ósea al menos ocho meses después de la infección, por lo que la inmunidad podría durar años, posiblemente toda la vida, en las personas que se infectaron y luego se vacunaron.
Los investigadores señalaron que esta respuesta sólo sería posible en las vacunas de ARNm y no en la tecnología convencional.
Las vacunas Covid utilizan principalmente dos estrategias para activar el sistema inmunitario: la estrategia del adenovirus o vector viral, la más clásica utilizada por AstraZeneca, y la nueva técnica de ARN mensajero utilizada por Pfizer y Moderna.
Por otra parte, otros dos estudios demostraron que inyectar una vacuna Covid-19 de Pfizer/BioNTech después de una vacuna de AstraZeneca/Oxford, y espaciar las dos dosis de esta última varios meses, mejoraba sustancialmente la inmunidad.
Los estudios publicados por la Universidad de Oxford demostraron que, lejos de disminuir la eficacia de la vacuna, un intervalo de hasta 45 semanas entre las dos dosis necesarias de AstraZeneca/Oxford mejora la respuesta inmunitaria al virus.
Con un intervalo de 45 semanas entre las dos primeras dosis -unos diez meses-, los niveles de anticuerpos son hasta cuatro veces más altos que con un periodo intermedio de 12 semanas.
“Esto debería ser una noticia tranquilizadora para los países con menor suministro de vacunas, que pueden estar preocupados por los retrasos en la obtención de segundas dosis para sus poblaciones”, comentó el profesor Andrew Pollard, director del Grupo de Vacunas de Oxford, que desarrolló la vacuna con el grupo farmacéutico anglosueco AstraZeneca.
Otro estudio de la misma universidad publicado en febrero por la prestigiosa revista científica The Lancet ya indicaba que la eficacia de la vacuna era mayor con un intervalo de tres meses entre dosis (81%) que con un intervalo de seis semanas (55%).
Tras esta nueva investigación, los científicos también descubrieron que una tercera dosis inyectada más de seis meses después de la segunda da lugar a un “aumento significativo” de anticuerpos y provoca un “fuerte incremento” de la respuesta inmunitaria contra el covid-19, incluso contra las variantes conocidas del coronavirus.
Estos datos también respaldan la decisión de algunos países europeos que han empezado a ofrecer alternativas a AstraZeneca como segunda inyección después de que la vacuna se relacionara con raros coágulos de sangre.