China puso en marcha la segunda central hidroeléctrica más grande del mundo, lo que las autoridades consideran un hito hacia los objetivos de neutralidad de carbono, a pesar de las advertencias sobre los daños medioambientales.
La central hidroeléctrica de Baihetan, de 289 metros de altura y situada en el suroeste de China, es la segunda mayor del mundo en cuanto a generación de energía, sólo por detrás de la presa de las Tres Gargantas, y comenzó a funcionar parcialmente el lunes por la mañana, según informaron los medios estatales.
Baihetan tiene una capacidad total instalada de 16.000 megavatios, lo que significa que podrá generar cada día suficiente electricidad para satisfacer las necesidades energéticas de 500.000 personas durante todo un año, según la cadena estatal CCTV.
La presa atraviesa un profundo y estrecho desfiladero en el curso superior del Yangtze, el río más largo de China, en la frontera entre las provincias de Yunnan y Sichuan, propensas a los terremotos.
El presidente chino, Xi Jinping, dijo que esperaba que la central pudiera “contribuir a la consecución de los objetivos de neutralidad de carbono”, en un mensaje publicado por el gobierno.
Los grupos ecologistas llevan años advirtiendo de que la construcción de presas altera el hábitat de plantas y animales raros, como la marsopa sin aleta del Yangtsé, en peligro de extinción.
La construcción de presas en el río ha modificado los sedimentos del agua y provoca “un riesgo hidrofísico y para la salud humana a gran escala que afecta a las cuencas del río Yangtze aguas abajo”, escribieron los científicos en un artículo publicado este mes en la revista Science of the Total Environment.
Los enormes proyectos de ingeniería también han desplazado a cientos de miles de comunidades locales en China y preocupan a los países vecinos.