Entre 2020 y 2021, el Gobierno Federal redujo 81.6 por ciento de los recursos asignados a los estados para atender la salud mental de la población. En el extremo, hay 12 entidades que este año no cuentan con recursos de la Federación para atender trastornos como depresión, ansiedad y esquizofrenia, entre otros.
El Sol de México analizó la información contenida en 288 convenios de distribución de subsidios para acciones de salud pública que fueron firmados entre la Secretaría de Salud federal (SSa) y los gobiernos estatales entre 2013 y 2021.
Los recursos presupuestales considerados incluyen los que fueron transferidos a los estados vía subsidios del ramo 12 de salud, a través de aportaciones federales del ramo 33 y por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que antes era el Seguro Popular.
Los recursos a la salud mental en los estados fueron aumentando a lo largo del sexenio de Enrique Peña Nieto, pasando de 210.3 millones de pesos en 2013 a 402.9 millones en 2018. Para 2019, el primer año de la administración de Andrés Manuel López Obrador, esta bolsa alcanzó su monto máximo de 456.7 millones de pesos.
A pesar de ser el primer año del nuevo gobierno, el gasto federal en 2019 aún arrastraba la inercia de la administración anterior. Fue cuando la Cuatroté tuvo el control total de los nuevos presupuestos que los recursos para atender las enfermedades mentales en los estados se desplomaron.
En 2020, el gasto bajó a 283 millones de pesos debido a la reducción de las transferencias del ramo 33 y a los apoyos del recién creado Insabi (mucho menos de lo que fluía vía Seguro Popular). Y para este año, los estados sólo tienen asignados 52 millones de pesos sólo a través del ramo 33, desapareciendo por completo los subsidios del ramo 12 y los apoyos del Insabi. De un año a otro, los estados han perdido casi 82 por ciento de los recursos que tenían para salud mental.
La drástica caída hace que este año haya doce estados a los que no se les ha asignado un solo peso para este fin. Se trata de Aguascalientes, Baja California, Campeche, Coahuila, Colima, Chihuahua, Chiapas, Ciudad de México, Hidalgo, Sonora, Tabasco y Zacatecas.
Y en otros estados, los montos asignados para el tratamiento de los trastornos mentales son ridículos. Es el caso de Yucatán, que tiene 40 mil pesos, o Baja California Sur, que tiene 63 mil.
Y LOS TRASTORNOS CRECEN
Mientras se recorta el gasto, las enfermedades mentales aumentan en México. Los casos de depresión, por ejemplo, no han dejado de crecer desde 2014, según datos de los boletines epidemiológicos de la SSa.
Ese año se diagnosticaron 69 mil 594 nuevos casos, mientras que en 2019 se registraron 126 mil 231, lo que equivale a un incremento de 81 por ciento en cinco años.
Para 2020 los casos diagnosticados disminuyeron a 84 mil 396 millones, aunque es probable que esto se deba a la pandemia de Covid-19, que impidió que muchas personas acudieran a los centros de salud para recibir atención médica.
A pesar de la subestimación en los registros, hay informes de la magnitud del problema durante la emergencia sanitaria.
De acuerdo con la Encuesta para el Monitoreo de los Efectos del Covid-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos (Encovid-19), 27.3 por ciento de las personas de 18 años y más presentó síntomas depresivos, mientras que 32.4 por ciento tuvo síntomas severos de ansiedad por aislamiento social, presiones económicas e incertidumbre.
El ejercicio, realizado por el Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana y Quantos Quantitative Research, se llevó a cabo en abril de 2020, es decir, justo un mes después de la llegada de la pandemia a México.
Por otro lado, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 sobre Covid-19 (Ensanut 2020) indica que tres por ciento de la población tuvo necesidad de servicios de salud mental, aunque no necesariamente recibió atención médica.
Las entidades con una importante explosión de casos de depresión en los últimos años son las que más han sufrido los recortes en salud mental. Un ejemplo es Guanajuato, donde este trastorno se disparó 634 por ciento entre 2014 y 2019. Sin embargo, los recursos a esta entidad se redujeron de 85 millones a 870 mil pesos entre 2020 y 2021.
Otro caso es el de Guerrero, con un aumento de 631 por ciento en los nuevos casos de depresión, pero una caída en su partida de salud mental de 19 millones a 399 mil pesos.
GASTO CENTRAL SIN CAMBIOS
Además de los recursos asignados a los estados, el gobierno federal destina una partida presupuestal a la salud mental, que es operada por la Secretaría Técnica del Consejo de Salud Mental, el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz y los Servicios de Atención Psiquiátrica, todos ellos dependientes de la SSa.
Sin embargo, el presupuesto a estas tres entidades en su conjunto también se redujo en un dos por ciento entre