MOSCÚ. La Presidencia rusa advirtió de “una catástrofe similar a la de Srebrenica” en el este de Ucrania ante el recrudecimiento de las tensiones en esta zona del país europeo, que ha llevado la situación a un nivel “sin precedentes”, según Moscú.
“En caso de combates, puede repetirse potencialmente una catástrofe humana similar a la de Srebrenica“, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, quien aseguró que “ningún país del mundo se quedará atrás”, según la agencia de noticias rusa Sputnik.
Srebrenica fue el escenario en julio de 1995 de una masacre de casi ocho mil niños y hombres musulmanes en el marco de la guerra de Bosnia y Herzegovina, una matanza llevada a cabo por las fuerzas serbias ante la inacción internacional. El genocidio de Srebrenica se considera la peor atrocidad ocurrida en suelo europeo desde el Holocausto.
Por otro lado, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, volvió a advertir que una posible adhesión de Kiev a la OTAN “no sólo no traerá la paz a Ucrania“, sino que “puede tener consecuencias irreversibles para el Estado ucraniano”.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, que visita desde el jueves la línea del frente en el este del país, defendió que la adhesión del país a la OTAN es “la única vía” para poner fin al conflicto, declaraciones que fueron criticadas por Moscú, que advirtió de que esta opción “agravaría la situación”.
Por su parte, Ucrania descartó cualquier ofensiva militar contra los separatistas prorrusos en el este del país, donde los enfrentamientos mortales se han multiplicado en las últimas semanas.
“La liberación por la fuerza de los territorios temporalmente ocupados provocará inevitablemente numerosas bajas civiles y militares, lo que es inaceptable para Ucrania“, declaró el comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas, el general Ruslan Khomtchak.
Kiev es partidario de una solución “política y diplomática” para recuperar los territorios que le son esquivos desde el inicio de este conflicto en 2014, subrayó, denunciando “una campaña de desinformación” dirigida por Rusia, con “informaciones” de que el Gobierno de Kiev planeaba una ofensiva.
Ucrania teme que el Kremlin, ampliamente considerado como el patrocinador militar de los separatistas a pesar de sus desmentidos, esté buscando un pretexto para desencadenar una invasión.
Desde principios de año, 26 militares ucranianos han muerto allí, según Kiev. Los separatistas de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk informaron de la pérdida de al menos una veintena de sus militares en el mismo periodo.
Las autoridades ucranianas han criticado en los últimos días a Rusia por el despliegue de militares en una zona cercana a la frontera común, lo que ha sido rechazado por Moscú, que argumenta que puede desplazar a sus militares en su territorio sin restricciones.
Los Acuerdos de Minsk, firmados en septiembre de 2014 y febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto, pero hasta ahora no se han traducido en un cese de la violencia. Las hostilidades han dejado hasta ahora unos 13.000 muertos, según estimaciones de la ONU.