La Casa Blanca dijo este viernes que investigará las denuncias del gobernador de Texas, Greg Abbott, sobre supuestos abusos sexuales a niños y negligencia infantil en un centro de inmigrantes de ese estado, pero descartó que por ahora vaya a cerrarlo.
“El Departamento de Salud y Servicios Humanos examinará sus acusaciones y las investigará”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su rueda de prensa diaria.
El gobernador de Texas pidió este miércoles al Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, que cierre el estadio Freeman Coliseum de San Antonio (Texas), que alberga a más de 1.300 menores indocumentados, cuya llegada a la frontera con México sin compañía de adultos se ha disparado y ha alcanzado un récord histórico en marzo.
Abbott afirmó que la Comisión de Salud y Servicios Humanos de Texas y el Departamento de Servicios Familiares y de Protección de Texas habían recibido esta semana denuncias anónimas sobre supuestos abusos a niños y adolescentes en el centro.
En una rueda de prensa en las inmediaciones del estadio, Abbott dijo que, según las denuncias, algunos menores han sido agredidos sexualmente, algunos de ellos no comen a lo largo del día y los enfermos en Covid-19 no están siendo separados de los sanos.
El gobernador, que es republicano y ha criticado duramente la respuesta del demócrata Biden a la crisis migratoria, aseguró que las autoridades de Texas investigarán las denuncias y pidió al gobierno federal que cierre el centro y traslade a los menores a otras instalaciones.
Preguntada al respecto, Psaki subrayó que el Gobierno de Biden “se toma muy en serio la seguridad y el bienestar de los niños bajo su custodia”.
“En este momento no tenemos ninguna razón para acceder a su petición de cerrar el Freeman Coliseum de San Antonio como centro (de inmigración), pero por supuesto nos tomamos muy en serio estas acusaciones y las investigaremos”, añadió.
No es la primera vez que se denuncian condiciones deficientes en los centros de detención de menores indocumentados: en marzo, varios abogados denunciaron que muchos niños dormían en el suelo, pasaban hambre y no veían el sol durante días en un centro de Donna (Texas).
La Casa Blanca reconoció entonces que esa y otras instalaciones gestionadas por la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) no cumplen con los estándares diseñados para albergar a menores, porque están pensadas para detener a adultos.
El Gobierno de Biden ha asegurado que está trabajando para sacar a los menores lo antes posible de la custodia de la CBP, que según la ley estadounidense no puede retenerlos más de 72 horas, tras lo cual deben ser transferidos a sus familias o a albergues gestionados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS).
El estadio de San Antonio al que se refiere el gobernador de Texas está gestionado por el HHS, que no tiene límite legal para acoger a los niños aunque intenta entregarlos lo antes posible a sus familias o tutores en el país.
Estados Unidos tiene más de 20.000 menores indocumentados bajo su custodia, según datos obtenidos por la CNN el martes.