En junio, mientras la Ciudad de México se pintaba de arco iris para celebrar la diversidad sexual y la inclusión, un hombre era encarcelado por “peligro de contagio”, un delito adaptado a la pandemia del sida y que recobró fuerza con la pandemia del Covid-19.
La imagen de Juan “N“, como lo identificó la fiscalía, fue difundida en foto y video. Su delito: No haber informado a una ex pareja de que era portador del VIH.
La infracción penal se denomina “peligro de contagio” y puede acarrear hasta cinco años de prisión para quienes, sabiendo que tienen una enfermedad venérea o grave, infecten a más personas “a través de relaciones sexuales” u “otros medios”.
“Lo que hace el delito es criminalizar a las personas que viven con cualquier condición de salud, ya sea el VIH o cualquier otra”, dice Geraldina González de la Vega, presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred) del Gobierno del Distrito Federal.
Las denuncias, único medio de persecución del delito, se han disparado en medio de la pandemia de Covid-19.
En 2020, la fiscalía capitalina abrió 78 investigaciones por “peligro de contagio” y ya van 52 este año, según datos oficiales que no especifican qué enfermedad motivó las denuncias.
Pero en comparación con las nueve denuncias de 2018 y las 12 de 2019, el impacto del coronavirus es evidente.
Aunque no hay reportes de nuevos encarcelamientos, el titular del Copred considera “estigmatizante” investigar a un paciente de Covid-19.
EL ESTIGMA
El “peligro de contagio”, presente desde hace décadas en el código penal federal, responde a viejos moralismos de raíz católica, como castigar las conductas “licenciosas”, según estudios académicos.
En la década de los 90, el avance del sida llevó a un endurecimiento de la norma en el naciente código penal del entonces Distrito Federal.
“El delito de lesiones puede castigar penalmente a una persona que maliciosamente va y contagia a otra. Y si tiene la intención de hacerlo y no lo logra, tenemos el delito de lesiones en grado de tentativa”, explica González de la Vega.
La figura contradice así los principios constitucionales de dignidad humana y de no discriminación por la condición de salud.
En el caso de Juan “N“, la fiscalía lo expuso irremediablemente al difundir la acusación, su rostro y sus datos personales.
“Es ilegal”, dice Jaime Morales, director de diversidad sexual del gobierno capitalino, quien ahora trabaja en la capacitación y sensibilización del personal que divulgó la información.
El encierro de Juan, que duró una semana, se debió a la denuncia de su ex pareja, cuyos abogados alegan que fue engañada y puesta en riesgo. La fiscalía argumenta que fue detenido por no responder a las citaciones judiciales.
Finalmente, el juez dictaminó que podía continuar su proceso en libertad. La AFP se puso en contacto con el acusado y su abogado defensor, que se abstuvo de declarar para no afectar al proceso.
DEROGATORIO
El delito penal también es anacrónico desde el punto de vista médico.
Desde hace dos décadas, los medicamentos antirretrovirales han reducido el VIH hasta hacerlo indetectable y, por tanto, no transmisible.
También existen métodos preventivos que protegen hasta el 99% de la posible transmisión sexual.
“Una persona que está totalmente controlada (el tratamiento) no transmite el virus a sus parejas”, dice Sergio Montalvo, médico de la clínica pública Condesa, especializado en VIH-SIDA.
El tratamiento es gratuito en cualquier servicio de salud pública de México.
Montalvo subraya que los seropositivos tienen la opción de compartir o no su diagnóstico.
Aunque el caso de Juan marca un hito doloroso, también abre la puerta a la derogación del delito. Temístocles Villanueva, diputado del partido gobernante Morena en el Congreso capitalino, presentará una iniciativa en agosto.
“Es una intervención del Estado sobre la vida privada de las personas, sobre sus relaciones sexuales”, subraya Villanueva, para quien la penalización no disminuye el contagio.
“Lo que sí provoca es que las personas oculten su estado de salud para no correr el riesgo de ser acusadas”, añade.