LONDRES. Belfast registró su décima noche de disturbios, aunque de menor intensidad que los días anteriores, protagonizados por manifestantes que se enfrentaron con cócteles molotov y piedras a la policía antidisturbios.
Ayer se cumplió el 23º aniversario del acuerdo de paz del Viernes Santo de 1998, que puso fin al sangriento conflicto entre republicanos católicos y unionistas protestantes que dejó unos 3.500 muertos en tres décadas.
El primer ministro irlandés, Micheál Martin, advirtió del peligro de una “espiral” de violencia que amenace la paz en Irlanda del Norte, tras los disturbios en un clima de tensión por el Brexit.
“Tenemos el deber, por la generación del acuerdo y por las generaciones futuras, de no sumirnos en una espiral que nos devuelva a la época oscura de las matanzas sectarias y la discordia política”, advirtió Martin en un comunicado.
Los alborotadores incendiaron un coche y lo lanzaron contra los agentes del Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI) en la zona “lealista” (pro-británica) de Tiger’s Bay, en el norte de la capital norirlandesa, donde se produjeron la mayoría de los enfrentamientos.
También se registraron incidentes esporádicos en la zona de New Lodge, también en el norte de Belfast, según los medios norirlandeses. El superintendente del PSNI, Muir Clarke, hizo un llamamiento a la “calma” en la zona y exigió que “cualquiera que tenga influencia sobre las comunidades la utilice para asegurarse de que los jóvenes no caen en la delincuencia y se mantienen sanos y salvos”.
En Lanark Way, una zona de mayoría unionista en la que se han producido los peores enfrentamientos esta semana, se colgaron carteles en la calle en los que se pedía a los manifestantes que no participaran en las protestas “en señal de respeto a la Reina y a la Familia Real” debido al fallecimiento ayer del Príncipe Felipe, marido de Isabel II.
Los mismos carteles advertían, según la prensa, de que las protestas continuarán una vez finalizado el luto nacional, que terminará tras el funeral del Duque de Edimburgo.
En Irlanda del Norte, una de las cuatro naciones del Reino Unido, la violencia callejera comenzó el 29 de marzo en zonas protestantes-unionistas de la capital, pero sus provocaciones se han extendido en los últimos días a barrios católico-nacionalistas (partidarios de la reunificación de Irlanda), elevando a 74 el número de policías heridos. Los unionistas pidieron el cese de las protestas por “respeto a la Reina y a la familia real” tras la muerte del marido de Isabel II, el Príncipe Felipe, a los 99 años.
Sin embargo, el viernes por la noche todavía se registraron enfrentamientos, aunque de menor intensidad que a principios de semana.
En los últimos días, la violencia se extendió a las zonas republicanas, donde el jueves por la noche los alborotadores lanzaron cócteles molotov y adoquines contra los agentes de policía que impedían su avance hacia las zonas unionistas.
Los gobiernos locales de ambos bandos condenaron unánimemente los disturbios e hicieron un llamamiento a la calma, al igual que Londres, Dublín y Washington.
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