Los medios de comunicación tienen que dejar atrás los estereotipos de belleza asociados a la delgadez que provocan la discriminación de las personas con sobrepeso (gordofobia) y causan frustración en las personas que no se ajustan a esos parámetros, especialmente las mujeres, coincidieron especialistas en la décima sesión del Consejo de Género de la Organización Editorial Mexicana.
Presidida por su directora general editorial, Martha Ramos Sosa, la reunión celebrada el jueves 29 de julio se centró en la imagen personal y los estereotipos corporales en los medios de comunicación.
Patricia Gaytán Ontiveros, productora de medios audiovisuales, consideró que corresponde a la industria de la comunicación ayudar a desmitificar y acabar con los estereotipos de gordura o delgadez, que hacen sufrir a las personas al tratar su imagen personal.
Explicó que un estereotipo es una imagen o idea que sustituye a la realidad, es decir, algo que no es exacto, pero con lo que nos educan en la sociedad desde la cuna. Su fuerza radica en que se convierten en algo natural a pesar de su deformación.
“Estos estereotipos son totalmente culturales, están interiorizados y tienen tanto éxito que los utilizamos sin saber siquiera que existen, como si fuera algo normal… Están tan normalizados que es difícil romperlos”, advirtió.
Así que todo ha sido estereotipado en la sociedad, incluidos los cuerpos. Y el estereotipo está cargado de valores: una mujer gorda es representada como comedora, triste, amargada y fea.
“Estos estereotipos han reforzado términos como la gordofobia… Las mujeres y los hombres sufren discriminación por tener sobrepeso, y se justifica pensando que no son saludables cuando hay personas totalmente sanas, pero su estructura corporal es así.”
Katia Ruiz Ochoa, psicoterapeuta especializada en trastornos alimentarios, aclaró que los cuerpos delgados y gordos son normales; que hay predisposiciones genéticas hacia uno u otro lado del espectro. La celulitis es normal, la grasa acumulada en ciertas partes del cuerpo es normal.
La mayoría de sus pacientes con trastornos alimentarios, bulimia y anorexia principalmente, son mujeres. Estos provienen de problemas e inseguridades, pero en gran medida se ven reforzados por los estereotipos que ven en los medios de comunicación, que siguen un patrón de belleza occidental.
“Las adicciones y los trastornos mentales se gestan cuando el entorno es propicio para ello… ¿Qué ocurre en Occidente con los trastornos alimentarios? Es porque se habla del cuerpo todo el tiempo”, dijo.
“Estás flaca, te ves bien”, “estás gorda, qué te pasó”, son comentarios muy comunes que hieren, aunque se digan con la mejor intención, a quienes no encajan en el estereotipo dominante.
Este tipo de comentarios o publicaciones hacen que muchas personas conviertan su cuerpo en un proyecto de vida en sí mismo, no por las mejores razones de salud, sino por razones de terrorismo a la figura femenina. Las pacientes sufren, se ven perjudicadas.
Ruiz Ochoa compartió un dato alarmante: por cada 10 mujeres con anorexia en el mundo hay un hombre con el mismo trastorno. Este problema solía aparecer a los 15 años, pero ahora se ve desde los siete. “Ya hay niñas que hacen dietas promovidas por sus madres”, advirtió.
Beltrán Horisberger, periodista y activista LGBTI+, coincidió en que los medios de comunicación colaboran en la construcción de un sentido común social hostil a los diferentes. Basta con hacer una búsqueda en Google para darse cuenta de que la delgadez se asocia con la belleza y la salud.
“Ser gordo no significa necesariamente estar enfermo”, señaló Horisberger, que también posa como modelo XL en un intento de romper con los parámetros de belleza dominantes.
Para alguien como él, activista, gay y gordo, las feministas han sido la llave que le ha abierto el camino a la visibilidad.
Apeló a que los medios de comunicación amplíen sus límites y su imaginario y sean empáticos, que busquen la conexión con el otro, con el diferente. Que los busquen y escriban sobre ellos, o que ellos mismos hablen, en primera persona, de lo que son y sienten. Esto no ocurre a menudo en los medios de comunicación, ni electrónicos ni impresos. No se les da voz, lamentó.
Como ejemplo, presentó un vídeo comercial de Avón, Natura y Bodyshop, que exalta las virtudes de los cuerpos no ligados a los estereotipos de belleza occidentales, cuyo lema es “ser mucho más de lo que se ve”.
Por último, Gabriela Ramírez, del Centro de Información de la ONU México y asesora permanente de la OEM, afirmó que los medios de comunicación deben tomarse muy en serio el hecho de que reproducir estereotipos tiene un impacto en la vida de las personas. Al normalizar ideas distorsionadas, se impide que las personas tengan un acceso igualitario para hacer valer sus derechos.
“Los estereotipos bloquean nuestra capacidad crítica, porque los damos por sentados y no los cuestionamos. La discriminación nos atraviesa. No podemos seguir alimentando a las nuevas generaciones con viejos estereotipos.