En total hermetismo, el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana inician hoy en México una nueva etapa de diálogo que busca destrabar dos décadas de confrontación en esa nación.
Delegados del chavismo gobernante y de una oposición dividida, liderada por Juan Guaidó y Henrique Capriles, mantendrán una primera reunión en Ciudad de México, en la que se espera definir la metodología de trabajo para iniciar oficialmente las conversaciones el 30 de agosto.
Hasta el cierre de esta edición, el lugar y la hora exactos del encuentro se mantenían en total secreto, por lo que se espera que la mesa de diálogo comience alejada de los medios de comunicación.
La oficina de información de la cancillería mexicana aseguró que aún “hay muchas cosas por confirmar”, por lo que la información se dará a conocer en su momento. La embajada de Venezuela, así como las de Rusia y Noruega, países mediadores en el diálogo, tampoco dieron más información.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador apuesta a que el diálogo pueda llevarse a cabo, pero también a que se derrumbe en cualquier momento, según fuentes de la dependencia que dirige Marcelo Ebrard.
Sin embargo, una fuente de la oposición venezolana -que participó en las reuniones preparatorias y pidió el anonimato- dijo que el diálogo está previsto que comience hoy. Otra fuente gubernamental venezolana también lo confirmó.
Lo único asegurado es que en representación del gobierno venezolano estarán el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, y el gobernador del estado de Miranda, Héctor Rodríguez, mientras que por parte de la oposición estará el ex alcalde Gerardo Blyde, como jefe de la delegación, más otros miembros de las principales fuerzas opositoras, entre ellos Carlos Vecchio, “representante” de Guaidó en Estados Unidos; Tomás Guanipa, secretario general de Primero Justicia, y el ex diputado Stalin González.
Nicolás Maduro informó ayer que su hijo, el diputado Nicolás Maduro Guerra, también formará parte de la delegación gubernamental.
El diálogo se realizará bajo el acompañamiento de Noruega -que hace dos años promovió una iniciativa similar que fracasó-, así como de representantes de Rusia y de otra nación europea que hasta ayer no había sido definida.
El encuentro se realiza en medio de muy bajas expectativas de los analistas, e incluso de la apatía de los ciudadanos de la convulsionada nación sudamericana.
Para José Antonio Rivas Leone, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de Los Andes, con sede en Mérida, Venezuela, Maduro está en una posición de fuerza frente a la oposición, debilitada y fracturada desde las últimas rondas de conversaciones, en 2017-2018 y 2019.
“Sus rivales están perdiendo la capacidad de presionar al gobierno socialista desde la calle o desde la Asamblea Nacional, que ya no tiene mayoría opositora”, explicó.
La expectativa, señaló, es que el gobierno venezolano se siente en la mesa de negociaciones para obtener concesiones, pero no de la oposición, sino de Estados Unidos.
El gobierno chavista dejó claro que la salida de Maduro del poder era un tema que no estará en la mesa.
Maduro exige que, además del levantamiento de las sanciones, se incluya el “reconocimiento de las autoridades legítimas de Venezuela“, la “renuncia a la violencia” y la “incorporación de toda la oposición”.
La coalición liderada por Guaidó, por su parte, busca promover la importación de vacunas contra el Covid-19 y un “Acuerdo de Salvación Nacional” que implique la negociación con el gobierno de Maduro y sus aliados locales, las organizaciones opositoras y la comunidad internacional.
También, la liberación de decenas de simpatizantes que considera “presos políticos” y garantías para participar en las elecciones de noviembre.
Sin embargo, la oposición llega a México con fuertes divisiones.
El otro líder opositor, Henrique Capriles, enfrentado a Guaidó, dijo que la negociación en México será entre el Ejecutivo de Maduro y la oposición, y no entre dos gobiernos, como ha especulado una parte del antichavismo, que reclama tener la “presidencia interina”.
“Creo que el proceso nunca debe ser un ‘show’ televisivo o para los medios de comunicación”, subrayó.
Capriles calificó la negociación como algo que “se complementa con el proceso electoral” que culminará el próximo 21 de noviembre, cuando los venezolanos están llamados a las urnas para elegir a los próximos alcaldes, gobernadores de estado y diputados locales y regionales.
Por su parte, Estados Unidos pidió ayer a Maduro que sea “sincero” a la hora de trabajar por unas nuevas elecciones si quiere un alivio de las sanciones antes de las conversaciones en México.
La vuelta a la mesa de negociación supone un cambio de rumbo para la oposición, que se retiró de las últimas elecciones y acusó a Maduro de utilizar el diálogo para ganar tiempo. El Gobierno venezolano abandonó el diálogo de 2019, que fue hi