La UNESCO ha pedido que se permita a las mujeres periodistas continuar con su trabajo en Afganistán tras la toma de la capital por los talibanes este fin de semana.
“Nadie debe tener miedo de hablar en esta coyuntura crítica, y la seguridad de todos los periodistas, incluidas las mujeres, debe estar especialmente garantizada”, declaró Audrey Azoulay, directora general de la organización.
También pidió que se respeten las normas internacionales y las obligaciones en materia de derechos humanos.
Tras la toma de Kabul por los talibanes, miles de ciudadanos afganos han intentado abandonar el país. Las imágenes del aeropuerto abarrotado y de miles de personas intentando subir a un avión conmocionaron al mundo esta semana.
Para las mujeres, la amenaza es mayor, ya que los talibanes se niegan a que tengan voz y participación en la esfera pública o en el trabajo remunerado.
Shabnam Dawran, una periodista afgana, dijo el jueves que se le impedía trabajar en su canal de televisión, por lo que pidió ayuda en las redes sociales.
Dawran ha sido durante seis años periodista de la emisora estatal afgana RTA.
“Nuestras vidas están amenazadas”, dijo, llevando un hiyab y mostrando su carnet de periodista.
“No me rendí tras el cambio de régimen y fui a mi oficina, pero desgraciadamente no me dejaron entrar. Los que me escuchan, si el mundo me escucha, por favor ayúdennos”, dijo.
Aimée Vega Montiel, coordinadora de la Alianza Global para los Medios de Comunicación y el Género (GAMAG), declaró a La Silla Rota que Afganistán no dispone todavía de un mecanismo de protección para los periodistas.
Sin embargo, dijo, sí cuenta con mecanismos institucionales ya construidos, como leyes para proteger a las mujeres víctimas de la violencia y un sistema de acceso a la justicia.
También ha logrado construir un capital social muy importante formado por abogados y activistas que llevan a cabo estrategias de protección para ayudar a las mujeres a refugiarse, trasladarse y tener representación legal.
La experta advirtió que las organizaciones de la sociedad civil han dejado de funcionar momentáneamente.
“Las organizaciones que siguen funcionando son las más grandes, pero están ocupadas en la evacuación de periodistas y personas que trabajan en los medios de comunicación”, advirtió Vega.
El GAMAG lleva a cabo un proyecto en el que participan México, Irak y Afganistán, auspiciado por la UNESCO y el Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación, con el objetivo de incorporar mecanismos de protección para los periodistas con una perspectiva de derechos humanos de las mujeres.
Vega compartió con La Silla Rota el mensaje de Ruchi Kumar, que dirige el proyecto para Afganistán.
Kumar informa de que las mujeres y los hombres han sido objeto de amenazas y se esconden e intentan abandonar el país.
Sin embargo, Vega señala, citando a Kumar, que para las mujeres periodistas, aunque no hayan centrado su trabajo periodístico en la crítica al régimen talibán, por el mero hecho de ser mujeres, pueden convertirse en víctimas.
“Muchas de estas mujeres cubrían fuentes como la cultura, el arte, la música, la vida cotidiana, es decir, actividades que están mal vistas por los talibanes, que se consideran ilegales”, dijo.
“Ese puede ser un motivo utilizado por este régimen para matarlas”, advirtió.
El martes, la agencia de noticias AFP informó que periódicos como el Washington Post, el New York Times y The Wall Street Journal enviaron una carta al presidente Joe Biden pidiendo ayuda para proteger a los periodistas afganos.
“Durante los últimos 20 años, valientes colegas afganos han trabajado incansablemente para ayudar a The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal a compartir noticias e información sobre la región con una audiencia global”, decía la carta enviada por los propietarios de los medios.
“Ahora, esos colegas y sus familias están atrapados en Kabul, y sus vidas están en peligro”.
La carta pide al gobierno de Biden que proporcione acceso protegido al aeropuerto de Kabul, que está bajo control de Estados Unidos, y un pasaje seguro para los periodistas y sus familias.
El Comité para la Protección de los Periodistas ha respaldado la petición y ha expresado su preocupación por los cientos de afganos que han trabajado con medios de comunicación occidentales.
“Estados Unidos tiene una responsabilidad especial con los periodistas afganos que crearon un espacio informativo próspero y vibrante y cubrieron los acontecimientos de su país para los medios de comunicación internacionales”, declaró el director del CPJ, Joel Simon.
Según el comité, cerca de 300 periodistas intentaban ponerse a salvo.
También ha identificado 45 casos de alta prioridad de periodistas afganos para los que la amenaza de los talibanes es clara e inminente.
La cifra incluye a varias mujeres periodistas, cuyo historial de cobertura de los derechos de la mujer ha aumentado ese riesgo, advirtió.
Sólo unos pocos han podido obtener visados en Estados Unidos, según el grupo independiente con sede en ese país.