El huracán Ida, que arrasó Luisiana durante el fin de semana, podría ser la catástrofe meteorológica más costosa de la historia, dijo el miércoles Naciones Unidas, pero se congratuló de que las medidas preventivas hayan limitado el número de muertos.
Ida se cobró menos de media docena de vidas, según las cifras preliminares de las autoridades estadounidenses, pero dañó gravemente la red eléctrica.
“Muy a menudo el impacto económico se siente después del evento, y probablemente lo será, porque vimos grandes daños en la red eléctrica de Luisiana. El coste económico será probablemente mayor que el del huracán Katrina“, dijo Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en una conferencia de prensa el miércoles, señalando que aún no se han completado las evaluaciones de impacto.
“No sabemos cuánto acabará costando”, dijo, y añadió que en un mes se tendrá una estimación del coste final.
El Katrina golpeó Nueva Orleans en septiembre de 2005, causando oficialmente 1.800 muertes y un coste económico de 163.600 millones de dólares. Esto es según una estimación de la OMM, que publicó el miércoles un informe en el que se enumeran las víctimas mortales y las pérdidas económicas de los fenómenos meteorológicos extremos entre 1970 y 2019.
Esta cantidad es, de hecho, la catástrofe meteorológica más cara de la historia, seguida de los huracanes Harvey y María, que azotaron Estados Unidos en 2017, con unos costes estimados de 96.900 millones de dólares y 69.400 millones de dólares, respectivamente.
Por su parte, Mami Mizutori, directora de la Agencia de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Catástrofes (UNDRR), subrayó que el mundo en el que vivimos “demuestra que debemos invertir más en la preparación y prevención de catástrofes”.
Ida, en su opinión, ilustra perfectamente lo que las autoridades deben hacer, porque “las pérdidas económicas serán elevadas, pero el número de muertos es muy, muy bajo”.
“Lo que marcó la diferencia esta vez fue que la ciudad (Nueva Orleans) desarrolló un nuevo sistema para reducir el riesgo de huracanes y tormentas e invirtió 14.500 millones de dólares en sistemas de protección contra inundaciones y diques”, dijo.
Taalas explicó que, debido al cambio climático, las precipitaciones se volvieron más intensas y los huracanes más lentos, lo que dio lugar a inundaciones más graves.