Han pasado tres semanas desde que los talibanes tomaron el poder en Afganistán y el martes se presentaron algunos de los miembros del futuro gabinete, que estará presidido por Mohammad Hasan Akhund.
Abdul Ghani Baradar, cofundador del movimiento islamista, será el segundo al mando del Ejecutivo afgano, dijo Zabihullah Mujahid, principal portavoz del grupo, durante una rueda de prensa en Kabul.
Baradar fue el encargado de las negociaciones con Estados Unidos en Doha, que terminaron con la retirada de las fuerzas internacionales del país.
El ministerio de Defensa lo ocupará el mulá Yaqub, hijo del mulá Omar, mientras que Sirajuddin Haqqani, jefe de la red Haqqani, dirigirá la cartera de Interior. Amir Khan Muttaqi, uno de los negociadores talibanes en Doha, será el nuevo ministro de Asuntos Exteriores.
“El gobierno no está completo”, subrayó Mujahid, asegurando que su movimiento -que prometió un ejecutivo “inclusivo”- intentará “incorporar a personas de otras regiones del país”.
La comunidad internacional aseguró que juzgará a los talibanes por sus acciones, después de que el movimiento islamista recuperara el poder tras ser derrocado hace 20 años por una coalición liderada por Estados Unidos.
De momento, sus promesas sobre los derechos de las mujeres no convencen. En los últimos días, decenas de mujeres afganas protagonizaron varias manifestaciones en Kabul para denunciar la violenta represión del régimen talibán en el valle de Panshir.
Allí se encontraba el último reducto de resistencia del ejército afgano, pero los talibanes consiguieron someterlo, dijeron, asegurando que “no hay más guerra” en el país.
El portavoz talibán, al ser preguntado por la dispersión violenta de las manifestaciones del sábado, subrayó que los miembros de su movimiento “aún no están entrenados” en la gestión de protestas, y pidió a los manifestantes que avisen a las autoridades de cualquier concentración con 24 horas de antelación.