En Kabul no circula ningún periódico desde que los talibanes tomaron el control del país hace poco más de un mes, y con su extinción también empiezan a desaparecer los medios de comunicación independientes, uno de los mayores logros de los últimos 20 años tras la caída del régimen islamista en 2001.
Hasta la caída del gobierno, sólo en la capital afgana había una veintena de periódicos, pero “hoy en día no se puede encontrar ni un solo periódico”, con la impresión paralizada desde hace un mes, ha declarado Nasir Noori, director de Nai, un observatorio afgano independiente de la prensa libre.
En total, 150 de los 500 medios de comunicación, incluyendo emisoras de radio y televisión y agencias de noticias, han cerrado en el último mes, según Nai.
“El espacio para la prensa independiente y la libertad de expresión se reduce día a día, si la comunidad internacional y los talibanes no prestan atención, los medios de comunicación restantes también se derrumbarán o cerrarán”, dijo.
“Los problemas de seguridad y financieros, la seguridad de los periodistas y otras razones han deteriorado la situación. Los medios de comunicación y los periodistas están pasando por su peor momento en los últimos 20 años”, advirtió Noori.
A esto se suman, añadió, los problemas de acceso a la información, ya que hoy en día los expertos, los analistas e incluso la gente de a pie “no están dispuestos a hablar debido a las amenazas”.
Entre esos medios de comunicación se encuentra el Afghanistan Times, el principal y más destacado diario en inglés del país.
“No hemos imprimido ni distribuido nuestro periódico en el último mes, especialmente desde el día en que el gobierno se derrumbó y los talibanes llegaron a Kabul“, el 15 de agosto, dijo a Efe Nangialay Shahryar, miembro del Comité Ejecutivo de Afghanistan Times.
El periódico, creado en 2006, distribuye diariamente entre 3.000 y 5.000 ejemplares en doce páginas en color y blanco y negro, con noticias sobre asuntos políticos, vida cotidiana, espectáculo o deportes, entre otros temas.
“Es la primera vez en los últimos 15 años que cesamos nuestra actividad durante tanto tiempo”, reveló. La decisión se ha visto forzada por “la inestabilidad de la seguridad, el miedo entre el personal, la incertidumbre, los problemas financieros y la incierta política de los talibanes hacia los medios de comunicación impresos”, explicó.
El periódico, que solía financiarse con suscripciones y publicidad, se distribuía diariamente en las principales oficinas gubernamentales, como el palacio presidencial, las embajadas, las ONG extranjeras y las oficinas privadas.
“Ahora no tenemos ninguna fuente de ingresos, ni publicidad, y la mayoría de las oficinas extranjeras que eran nuestros suscriptores han cerrado. Hemos enviado a casa a 35 de nuestros 40 trabajadores y actualmente sólo cinco empleados trabajan para nuestro Twitter y nuestra página web”, relató.
Aunque tuvieran recursos, la mayoría de los empleados no están preparados psicológicamente para ir a trabajar debido a la constante incertidumbre.
“Todavía no sabemos cuál es la política de los talibanes con respecto a los medios de comunicación impresos, los periodistas que cubrían las protestas en la ciudad hace unos días fueron brutalmente golpeados, así que en general el ambiente es de miedo e incertidumbre”, dijo Rafiullah Anwari, periodista del periódico.
Muchos medios de comunicación se enfrentan también a la escasez de empleados, ya que cientos de periodistas y otros profesionales formaban parte de la comunidad afgana que abandonó el país con las evacuaciones internacionales por la posible amenaza de los talibanes. Las mujeres periodistas se encuentran entre los miembros más vulnerables de este grupo, y muchas han abandonado sus puestos de trabajo.
Según un informe de Reporteros sin Fronteras (RSF) publicado a finales del mes pasado, el número de mujeres periodistas que trabajan formalmente en las emisoras de radio y televisión de la capital afgana pasó de 700 en 2020 a menos de un centenar desde la toma del poder por los islamistas el 15 de agosto.
La Radio Televisión Afgana (RTA), gestionada por el Estado, contaba con 140 mujeres periodistas a mediados de agosto, pero ahora ninguna de ellas se atreve a volver a sus puestos de trabajo, con los medios de comunicación bajo el control de los talibanes, según Nai. Zan y Bano, los dos canales de televisión dirigidos a un público femenino, han cesado completamente su actividad desde la llegada de los talibanes.
Recordando a Afganistán hace dos décadas, cuando los integristas reprimieron duramente el sector, los canales de televisión y las emisoras de radio han dejado de emitir programas musicales y de entretenimiento, limitándose a temas políticos, sociales y religiosos.