BERLÍN. Alemania se prepara para pasar la página el próximo domingo a 16 años de poder de Angela Merkel en unas reñidas elecciones legislativas que prevén largos meses de negociaciones para encontrar un sucesor a la canciller conservadora.
Las elecciones abren una nueva etapa política en Alemania, que tiene a Merkel en el poder desde 2005, y serán seguidas con gran atención en Europa por la importancia política y económica de este país en la Unión Europea.
Merkel, que sigue siendo muy popular entre el electorado tras cuatro legislaturas en las que se ha erigido en figura clave de la política internacional, es la primera canciller saliente desde 1949 que no se presenta a la reelección.
Pero, ¿quién sucederá a la coalición entre la CDU/CSU democristiana de Merkel y el SPD socialdemócrata?
Pocas veces la incertidumbre ha sido tan alta en este país, acostumbrado a un sistema bipartidista, que necesitará casi con seguridad una alianza entre dos o incluso tres formaciones para gobernar.
Un último sondeo publicado el martes situaba a los socialdemócratas, liderados por el ministro de Economía Olaf Scholz, en cabeza con el 25 por ciento de los votos, por delante de la CDU con el 22 por ciento, con el impopular Armin Laschet como candidato.
La creciente sensibilidad medioambiental y la radicalización de un sector de la población en torno a la política migratoria propiciaron la aparición de otros dos partidos, Los Verdes (15 por ciento, tercero) y la ultraderecha AfD (11 por ciento).
“Los sondeos no dan un ganador claro (…) Si tenemos en cuenta el margen de error, hay tres partidos que están a un palmo”, explicó el politólogo Karl-Rudolf Korte.
Estas elecciones podrían suponer un importante revés para los conservadores de la canciller alemana, que hasta ahora siempre habían obtenido más del 30% de los votos en unas elecciones parlamentarias.
Su nuevo líder, Armin Laschet, no ha conseguido llenar el vacío dejado por la todavía popular Canciller.
Líder de una de las regiones más pobladas, Renania del Norte-Westfalia, este afable pero torpe hombre de 60 años no convence ni a su propia gente.
Las mortíferas inundaciones de mediados de julio en el oeste del país, que afectaron duramente a su región, hundieron aún más su popularidad cuando fue filmado de forma hilarante durante una visita a las zonas devastadas. Puede llevar a los democristianos a una derrota histórica, arrebatándoles la cancillería y sacándolos del gobierno.
Los socialdemócratas van viento en popa: tras varios reveses electorales en los últimos años, el SPD ha conseguido invertir la tendencia desde principios de año con el nombramiento de Olaf Scholz, vicecanciller de 63 años.
Aunque no desprende carisma, ha realizado una campaña impecable en la que incluso se ha presentado como el verdadero sucesor de Merkel, conocida por su carácter austero y su imagen competente.
Los ecologistas liderados por Annalena Baerbock, de 40 años, deberían jugar un papel clave en el futuro gobierno, aunque su tercer puesto es decepcionante para sus militantes que hace meses llegaron a verse en cabeza.
La candidata ecologista apuesta por una coalición con los socialdemócratas, pero el partido tampoco descarta trabajar con los conservadores, como ya hacen en algunas regiones alemanas.
Con la extrema derecha descartada del juego de las alianzas por el resto de los partidos, otra formación se perfila como la llave del gobierno, el FDP, con un 12 por ciento de intención de voto.
Estos liberales podrían inclinar la balanza de una triple alianza electoral con los socialdemócratas o los conservadores y ecologistas.
En cualquier caso, el abanico de opciones de coalición es amplio y las negociaciones pueden durar días, incluso meses, durante los cuales Angela Merkel y sus ministros continuarán de forma interina y con funciones limitadas.
En estas cuatro legislaturas, la canciller ha dirigido hábilmente el timón de Alemania a través de numerosas tormentas, desde la crisis del euro hasta la pandemia del covid-19 o la llegada de refugiados sirios e iraquíes en 2015.
Pero los temas en la agenda del próximo gobierno siguen siendo numerosos: el retraso digital en la administración y las empresas, la transición ecológica, el envejecimiento de la población, la desigualdad, la definición de una política hacia China o Rusia…
En las últimas elecciones de 2017, los partidos alemanes tardaron cinco meses en acordar una coalición y poner en marcha el nuevo gobierno.