PUERTO PRÍNCIPE. Más de 200 menores brasileños y chilenos han sido enviados a Haití por el gobierno estadounidense en el marco de la reciente crisis migratoria que ha llevado a la deportación de casi 3.700 personas en los últimos días.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 182 niños chilenos y una treintena de brasileños figuran en la lista de deportados de la ciudad texana de Del Río, donde al menos 15.000 haitianos que habían entrado ilegalmente en Estados Unidos fueron devueltos en el transcurso de una semana.
Las deportaciones se produjeron porque estos niños tienen un progenitor haitiano y, por lo tanto, se consideran nacionales haitianos en virtud de la legislación haitiana, dijo el Director General de la OIM, Giuseppe Loprete.
Sin embargo, los menores no contaban con los documentos pertinentes y, en cambio, estaban en posesión de papeles brasileños o chilenos, según el informe de la agencia de la ONU.
En total, Haití ha recibido al menos 3.700 migrantes deportados de Estados Unidos desde el 19 de septiembre, de los cuales casi la mitad son mujeres y niños, según la OIM.
Tras el terremoto que devastó Haití en 2010, Brasil se convirtió en uno de los principales destinos de los migrantes haitianos, pero muchos se desplazaron por toda América Latina con la esperanza de una vida mejor antes de llegar a Estados Unidos.
Muchos abandonaron Haití hace años, como los que sirvieron de mano de obra barata para el Mundial de Fútbol de 2014 en Brasil. De ahí pasaron a Chile, la economía en auge de la región, pero ese país les cerró las puertas en 2018, lo que les obligó a continuar su viaje, esta vez a Estados Unidos.
Datos de la Policía Federal muestran que entre 2010 y 2018, alrededor de 130.000 haitianos llegaron a Brasil, donde se establecieron y crearon familias.
Por ello, el gobierno brasileño creó un visado humanitario especial para atender las necesidades de los miles de migrantes, que posteriormente se amplió a sirios y afganos.
Sin embargo, en los últimos años, la situación económica de Brasil hizo que muchos de ellos emigraran a Chile o a otros países de la región. Ahora, tras años de exilio, los jóvenes haitianos desplazados de suelo norteamericano regresan a un país incapaz de acogerlos.
Tras el asesinato del Presidente de Haití, Jovenel Moise, la situación política del país caribeño se ha deteriorado y la inestabilidad ha aumentado, lo que ha provocado un aumento de la migración.
El comunicado de la ONU advierte que esta situación se produce en un contexto de “crecientes desafíos humanitarios y de protección” para la población haitiana, ya que las deportaciones ejercen “una presión adicional sobre las débiles instituciones y comunidades” que se enfrentan a diversas crisis.