LONDRES – Desde la carne en Tokio hasta los productos de pollo en Londres, los consumidores empiezan a sentir el impacto del aumento de los costes en la economía mundial. El repunte de la actividad económica tras las restricciones impuestas por la pandemia ha dejado al descubierto la escasez en toda la cadena de suministro.
Las empresas son incapaces de encontrar trabajadores, barcos o combustible, amenazando la incipiente recuperación.
El mayor productor de aves de corral de Gran Bretaña advirtió que 20 años de alimentos baratos en el país estaban llegando a su fin y que la inflación de los precios de los alimentos podría aumentar a dos dígitos.
La quinta economía del mundo se enfrenta a una grave escasez de tenderos, camioneros y carniceros, lo que agrava las tensiones en la cadena de suministro mundial.
Incluso en Japón, donde el débil crecimiento significa que los precios de muchas cosas, incluidos los salarios, no han subido mucho en décadas, los consumidores y las empresas se enfrentan a un choque de precios de productos básicos como el café y la carne.
En Estados Unidos, el Presidente Joe Biden instó al sector privado a ayudar a aliviar los bloqueos de la cadena de suministro que amenazan con interrumpir la temporada navideña estadounidense.
Con la llegada del invierno en algunas partes del mundo, el panorama se presenta sombrío a medida que disminuyen los suministros de energía.
Con la temporada de frío en China, los precios del carbón se mantienen cerca de los máximos históricos en medio de una crisis energética que impulsa una inflación sin precedentes en las fábricas de la segunda economía mundial.
La creciente crisis energética de China, provocada por la escasez de carbón, los elevados precios del combustible y el auge de la demanda industrial tras la pandemia, ha detenido la producción de numerosas fábricas, incluidas muchas que suministran a grandes marcas mundiales como Apple.
Los elevados precios de la energía llevaron en septiembre la inflación de las fábricas chinas a su nivel más alto en al menos 25 años, aunque la débil demanda limitó la inflación de los consumidores.
Hasta el momento, hay pocos indicios de que los costes de la energía vayan a disminuir, ya que los precios del petróleo subieron tras una caída mayor de lo esperado de las existencias de gasolina y destilados en EE.UU. El aumento se vio respaldado por las expectativas de que, a medida que se acerca el invierno, los elevados precios del gas natural impulsarán un cambio hacia el crudo para satisfacer la demanda de calefacción.
En respuesta a la crisis de los precios de la energía, la Casa Blanca ha estado hablando con los productores de petróleo y gas de EE.UU. para que ayuden a reducir los crecientes costes de los combustibles.
Así, la cadena de suministro mundial de insumos y materias primas está estancada, lo que obliga a cerrar fábricas y provoca problemas operativos en los puertos, y esta escasez castiga el crecimiento mundial
“Las materias primas siguen procediendo principalmente de los países emergentes, donde la gestión de la pandemia ha sido complicada”, explica la economista Isabelle Méjean.
Estos países se han enfrentado a repentinos aumentos de la demanda, primero con la recuperación económica tras la recesión provocada en 2020 por la crisis sanitaria. La explosión del teletrabajo y el comercio electrónico también han aumentado la demanda de cartón y las tensiones en el sector de la madera.
Las empresas de la construcción, así como las del mueble, trabajan con una persistente falta de existencias. Las editoriales no tienen papel para imprimir libros.
Otro factor agravante: muy pocas fábricas suministran la mayor parte de las materias primas procesadas.
La pandemia ha sacado a la luz los límites de la “dependencia” mundial de las fábricas del sudeste asiático, según Jonathan Owens, experto en logística de la Universidad británica de Salford.
Los confinamientos han provocado el cierre de fábricas, bloqueando sectores como el textil en Vietnam o la electrónica y la automoción en China.
El puerto de Los Ángeles, donde llega el 40% de los contenedores con destino a Estados Unidos, se ve obligado a operar las 24 horas del día para reducir las colas de espera. La escasez de camioneros complica aún más las cosas. En el Reino Unido, el gobierno ha decidido conceder visados temporales, pero los solicitantes son escasos.