ROMA – Los líderes del Grupo de las 20 principales economías del mundo acordaron el domingo una declaración final en la que piden una acción “significativa y efectiva” para limitar el calentamiento global, pero ofrecieron pocos compromisos concretos, lo que enfureció a los activistas del clima.
El resultado de días de duras negociaciones entre los diplomáticos deja un enorme trabajo por hacer en la cumbre del clima de las Naciones Unidas en Escocia, donde la mayoría de los líderes del G20 volarán directamente desde Roma.
El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró a los periodistas que estaba decepcionado por no haber podido hacer más y culpó a China y Rusia de no haber aportado propuestas a la mesa.
Aunque el G20 se comprometió a dejar de financiar la energía del carbón en el extranjero, no fijó un calendario para su eliminación local y suavizó la redacción de un compromiso para reducir las emisiones de metano, otro potente gas de efecto invernadero.
Tampoco fijó una fecha para eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles, diciendo que se esforzarían por hacerlo “a medio plazo”.
Las 20 naciones más desarrolladas también reafirmaron un compromiso, hasta ahora incumplido, de movilizar 100.000 millones de dólares para los costes de adaptación al cambio climático en los países en desarrollo. México exigió durante la cumbre que los países ricos cumplan sus compromisos de financiación para que los países en desarrollo puedan combatir la crisis climática.
Sin embargo, el primer ministro italiano, Mario Draghi, que presidió la cumbre, alabó el acuerdo final, afirmando que por primera vez todos los Estados miembros se habían puesto de acuerdo en la importancia de limitar el calentamiento global al nivel de 1,5 grados que es vital para evitar el desastre.
El bloque del G20, que incluye países como Brasil, China, India, Alemania y Estados Unidos, representa alrededor del 80% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
El umbral de 1,5°C es el que, según los expertos de la ONU, debe alcanzarse para evitar una dramática aceleración de fenómenos meteorológicos extremos como sequías, tormentas e inundaciones, y para alcanzarlo recomiendan las emisiones netas cero para 2050. Lo que está en juego es enorme, incluida la propia supervivencia de los países de baja altitud, el impacto en los medios de vida económicos de todo el mundo y la estabilidad del sistema financiero mundial.
El documento final dice que los planes nacionales actuales sobre cómo frenar las emisiones deben reforzarse “si es necesario” y no hace ninguna referencia específica a 2050 como fecha para lograr las emisiones netas de carbono.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, aseguró que la declaración final de la cumbre deja “insatisfechas” sus expectativas en la lucha contra el cambio climático, aunque no “enterradas”.
Mientras que la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, instó a los líderes mundiales a mostrar políticas más ambiciosas, y calificó el cambio climático de “grave amenaza para la estabilidad macroeconómica y financiera”.
Los líderes sólo reconocieron “la relevancia clave” de detener las emisiones netas “para mediados de siglo o cerca de él”. Esto eliminó la fecha de 2050 que aparecía en versiones anteriores del comunicado final, haciendo que el objetivo fuera menos específico.
China, el mayor emisor de carbono del mundo, ha fijado como fecha objetivo 2060, y otros grandes contaminantes como India y Rusia tampoco se han comprometido con una fecha objetivo para 2050.
Los expertos de la ONU afirman que, incluso si se aplican plenamente los planes nacionales actuales, el mundo se encamina hacia un calentamiento global de 2,7 °C, con consecuencias catastróficas.