El “ritual” de la muerte cambió por la pandemia del Covid-19. Un entierro solía reunir a toda la familia y ahora genera miedo. Sólo asisten unos pocos.
Los cementerios de Tlaxcala ya están saturados por tantas muertes por el virus, pero las autoridades municipales buscan nuevos lotes para enterrar a la gente. Sin embargo, no dejan de colocar sus ofrendas en honor a sus muertos.
Los tamales de anís y el mole eran la comida favorita de Armando Ramírez Moreno, un amante de la música. En sus presentaciones como imitador de “Paquita la del Barrio“, decía a los hombres: “bola” de inútiles y cuando jugaba el equipo Guadalajara, gritaba a los cuatro vientos: “¡arriba las chivas rayadas!
Así es como vamos a recordar a mi hijo, le pondremos en su ofrenda, dulce de calabaza y tejocote, mole, café, pastas y frutas, no debe faltar su trago de tequila, mi hijo era muy platicador”, explica su madre, la señora Lucrecia Moreno Zempoalteca.
Armando, en su tiempo libre, jugaba al baloncesto y disfrutaba del boxeo en la televisión. No fumaba, dedicaba tiempo a sus tres nietos y muchas horas a cantar, estudiar y actuar; tenía 57 años.
A los pocos días de su fallecimiento, su madre dice que lo estarán esperando desde el “más allá”, según las tradiciones del Día de los Muertos.
“Vienen a visitarnos a las tres de la tarde del 1 de noviembre, desde la parroquia de San Juan el Bautista, colocaremos un caminito de cempasúchil y flores sumerias para que su alma visite la ofrenda”, expone la maestra jubilada.
Armando Ramírez comenzó a sentir los síntomas del coronavirus en la tercera semana de julio, primero se contagió su hijo Armando y luego toda la familia.
El famoso cantante e imitador fue internado en el Hospital Nativitas, reconvertido para el tratamiento Covid-19 en Tlaxcala, sin embargo, sus pulmones no resistieron y murió de un infarto.
“Hay que morir hinchado, pero no arrugado, hay que chocar fuerte en un accidente, para no sentir la muerte”, eran otras de sus frases en sus actuaciones. A pesar del aumento de muertes por el coronavirus en el año de la pandemia, no creía en esta enfermedad.
Susana Flores, enfermera adscrita al Hospital Regional de Tzompantepec, recuerda que la familia Ramírez Moreno, a la que pertenece, se contagió de Covid-19, aunque algunos eran asintomáticos.
“Mi suegro decía que la vida sin música, no era vida, salieron a trabajar en medio de la pandemia, la última presentación de “Paquita la del Barrio” fue el 11 de julio de 2020, pero creemos que fue durante una función que todos se contagiaron”.
Recuerda que al buscar un tanque de oxígeno no lo encontraron tan fácilmente, “los había con una duración de una hora y había que recargarlos en Apizaco, mi suegro se saturó por debajo de los 50 años, no podía respirar”.
“Al principio de sus presentaciones, yo lo maquillaba y le arreglaba la ropa, el vestido de Paquita y el vestuario de Juan Gabriel“, comentó Alicia, viuda de Armando Ramírez.
Sin embargo, comentó que cuando ya se presentaba fuera de Tlaxcala, “tenía que pintarse en menos de cinco minutos, por lo que ya no lo acompañaba… tenía mucho talento para atreverse a representar a una mujer”.