La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) planeó sin éxito dos complots para asesinar a los líderes cubanos Fidel y Raúl Castro en la década de 1960, según documentos desclasificados este viernes por el Archivo de Seguridad Nacional, de carácter independiente.
Con motivo de la instalación en Cuba del VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), se dieron a conocer documentos sobre un complot para fingir un accidente en un vuelo entre Praga y La Habana y otro vinculado a la invasión de Bahía de Cochinos en 1961.
Los documentos, seis en total y que incluyen memorandos y telegramas, dan cuenta de las gestiones realizadas por funcionarios de la agencia de inteligencia, que incluyeron el ofrecimiento de un pago de “10.000 dólares o una cantidad razonable que exceda esa cifra” por “incurrir en el riesgo de escenificar un accidente aéreo”.
El responsable de la CIA en la isla en 1960, William J. Murray, discutió ese plan con el piloto cubano José Raúl Martínez, que trabajaba para Cubana de Aviación, la compañía contratada para un vuelo chárter a Praga, que tuvo lugar el 21 de julio de 1960, y que a su regreso a La Habana llevaría a Raúl Castro y otros miembros del partido comunista.
“El piloto, al que la CIA había reclutado previamente como activo de inteligencia en Cuba, ‘pidió garantías de que, en caso de su (propia) muerte, Estados Unidos se encargaría de que sus dos hijos recibieran una educación universitaria'”, señala el Archivo de Seguridad Nacional.
El complot no llegó a ejecutarse porque el aviador “no tuvo oportunidad de organizar un accidente” durante el vuelo.
Los implicados habían analizado la posibilidad de un sobrecalentamiento del motor en tierra o un amerizaje “a unas tres horas de Cuba“. Previamente, Murray había recibido una contraorden cancelando el complot, aunque no tuvo oportunidad de comunicarse con el piloto.
Otro intento, pero esta vez para asesinar a Fidel Castro, comenzó a gestarse semanas después del complot contra Raúl Castro, según señaló el Archivo de Seguridad Nacional.
En agosto de 1960, el Director de Operaciones Encubiertas de la CIA, Richard Bissell, autorizó “una misión delicada” que requería una acción organizada en forma de banda, con el objetivo de liquidar a Fidel Castro y “aumentar las posibilidades de éxito del programa contrarrevolucionario de la CIA para derrocar su régimen”.
Para la operación, la División de Servicios Técnicos de la CIA “desarrolló una píldora que tenía los elementos de rápida solubilidad, alto contenido letal y poca o ninguna trazabilidad”, de la cual se produjeron seis y se esperaba que se le diera a Fidel Castro en alguna comida o bebida.
El complot, que no llegó a concretarse, “fue cancelado poco después del episodio de Bahía de Cochinos”.
En la invasión de Bahía de Cochinos, que tuvo lugar entre el 15 y el 19 de abril de 1961, participaron cubanos entrenados y financiados por Estados Unidos para derrocar a Castro, pero finalmente fracasó.
Peter Kornbluh, que dirige el proyecto sobre Cuba del Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, señaló que, “al igual que la derrota de los invasores dirigidos por la CIA en Bahía de Cochinos marcó un punto de inflexión histórico para la joven revolución”, el “inicio oficial de la era post-Castro marca un importante punto de inflexión para el futuro de Cuba”.