Una declaración conjunta de 20 países e instituciones, entre ellos Estados Unidos, Costa Rica, Reino Unido, Portugal y el Banco Europeo de Inversiones, anunció el jueves que dejarán de financiar los combustibles fósiles en el extranjero.
“Pondremos fin a más ayudas públicas directas al sector energético internacional de los combustibles fósiles para finales de 2022, excepto en circunstancias limitadas y claramente definidas, coherentes con un límite de calentamiento de 1,5°C y con los objetivos del Acuerdo de París“, dice la declaración al margen de la COP26 de la ONU.
“Invertir en proyectos ininterrumpidos de energía fósil conlleva crecientes riesgos sociales y económicos” con “los consiguientes impactos negativos” en los ingresos de los gobiernos, el empleo local, los contribuyentes y la salud pública, añade.
El documento reclama “la aplicación de compromisos similares en la COP27 y más allá”; sin embargo, no fue apoyado por países como China, Japón, Rusia o Australia, sino por Italia, Canadá, Albania, Portugal, Eslovenia o el Reino Unido.
“Daremos prioridad a nuestro apoyo totalmente hacia la transición energética limpia, utilizando nuestros recursos para potenciar lo que el sector privado puede ofrecer”, añade el comunicado. También subraya que este compromiso debe minimizar el “daño significativo” a “los objetivos del Acuerdo de París, las comunidades locales y los entornos locales.”
Ese grupo de países y bancos de desarrollo, como el Banco de Desarrollo de África Oriental, reconoce que las “conclusiones” y los “análisis” del IPCC y de la Agencia Internacional de la Energía muestran que “la producción y el uso de combustibles fósiles a nivel mundial deben disminuir significativamente para 2030” para mantener la ambición de limitar el aumento de la temperatura por debajo de 1,5ºC a finales de siglo en relación con los valores preindustriales.
“La alineación acelerada de los flujos financieros internacionales del sector público y privado es fundamental para impulsar las transiciones energéticas, el acceso a la energía y apoyar el desarrollo de tecnologías limpias, tanto emergentes como existentes, mejorando los medios de vida y las perspectivas de empleo en todo el mundo”, añaden los firmantes.
Afirman además que “el descenso de los costes de las alternativas energéticas limpias, como la energía solar y la eólica, hasta ser más baratas que los combustibles fósiles en casi todas las regiones del mundo” está “revolucionando y transformando las opciones y el acceso a la energía”.
“Los impactos devastadores de la pandemia de Covid-19” requieren una “recuperación económica sostenible que salve vidas y mejore los medios de subsistencia”, concluye la declaración.