WASHINGTON – La Organización de Estados Americanos abrió ayer su asamblea general con la crisis de Nicaragua como tema central y el dilema de suspender al país del bloque tras la reelección de Daniel Ortega.
La situación política en Nicaragua debe ser objeto de “una evaluación colectiva” durante el cónclave, dijo el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en una rueda de prensa, un día después de haber calificado las elecciones de “ilegítimas” y haber pedido medidas ante “la clara violación de la Carta Democrática”.
Ante la crisis, la OEA tiene sobre la mesa la suspensión del país centroamericano de la organización.
“El tema de la crisis política en Nicaragua está en la agenda de la organización”, dijo Almagro durante una conferencia previa a la instalación de la 51 Asamblea General del organismo interamericano, que tiene como sede a Guatemala y que se celebra por segundo año consecutivo prácticamente por la pandemia.
Sin embargo, admitió que “serán los países los que decidan el nivel de aplicación de la Carta Democrática”.
Según el artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana, un Estado miembro puede ser suspendido si rompe el orden democrático y la diplomacia no ha logrado resolver el problema. En este caso, sin embargo, el país debe seguir cumpliendo con sus obligaciones en materia de derechos humanos y la OEA seguirá trabajando por la restauración de la democracia en el Estado suspendido.
Cuarenta ex cancilleres latinoamericanos pidieron a la asamblea que desautorice la reelección de Ortega para un cuarto mandato consecutivo, con sus rivales en la cárcel, y que considere su suspensión del bloque.
Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, promulgó una ley que habilita nuevas sanciones contra el gobierno de Ortega, al que Washington considera una “dictadura” y sobre el que quiere que caiga todo el peso de la ley.
Biden firmó la “Ley de Fortalecimiento de la Adhesión de Nicaragua a las Condiciones para la Reforma Electoral de 2021″, conocida como ley RENACER, “que impone sanciones al gobierno de Ortega“, informó la Casa Blanca, señalando que permite “restringir los préstamos de la banca multilateral y combatir la corrupción del régimen”.
El embajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo Mcfields Yescas, respondió a las críticas en el diálogo previo a la sesión inaugural: “el voto fue libre, libre de presiones, libre de chantajes, libre de injerencias y libre de sanciones”.
Pidió a la Organización de Estados Americanos que mire hacia el futuro y no “hacia el pasado con posiciones neocolonialistas e intervencionistas”, al tiempo que le exigió que “no se inmiscuya en asuntos de soberanía”.
Hay pocas excepciones dentro de la comunidad internacional que apoyan a Nicaragua, destacando Rusia, Cuba, Bolivia y Venezuela.
También salió a relucir la situación de Venezuela, bajo el gobierno de Nicolás Maduro desde 2013 y sumida en una crisis política, económica y social que, según la ONU, provocó la emigración de más de 5 millones de personas.
Si la democracia se tambalea en un país, toda la región se resiente, dijo la viceministra de Asuntos Multilaterales de Colombia, María Carmelina Londoño.
La asamblea también abordará la reactivación económica “para atacar las causas estructurales de la migración”,
Una “asamblea general crítica en tiempos difíciles”, definió Almagro, en la que también se abordarán la pobreza extrema y el cambio climático.