La intención del activista y disidente cubano Yunior García Aguilera de recorrer el centro de La Habana para promover protestas por el cambio político en Cuba fue impedida por las fuerzas de seguridad del país.
Según fuentes locales, el activista permaneció encerrado en su piso y fue vigilado por agentes de la seguridad del Estado que se disfrazaron de civiles para evitar que García Aguilera saliera a la calle como había anunciado.
Desde las 11 de la mañana (hora local) del domingo, el edificio donde el activista vive con su familia -en el barrio de La Lisa- estaba rodeado de agentes que le impedían entrar. Incluso se colocó un camión amarillo en un extremo de la calle para bloquear el tráfico.
En respuesta a la situación, García Aguilera publicó un breve mensaje de vídeo en su cuenta de Facebook denunciando la detención, lo que le hizo perder el acceso a Internet minutos después.
El activista enfureció al gobierno cubano al promover la iniciativa de la plataforma virtual Archipiélago, que marchará el próximo lunes con la intención de detener la violencia y exigir la liberación de los llamados “presos políticos”, así como resolver las diferencias por medios democráticos y pacíficos.
Afirmó que el objetivo de la marcha era “sacudir un país, concienciar a la gente, iniciar un debate que traiga el cambio” y que esperaba que se hiciera “de la forma más pacífica y civilizada posible”.
Para evitar la represión contra los manifestantes, García Aguilera quiso caminar solo y en silencio desde la Avenida Habanera 23 hasta el Malecón cubano este domingo, como un acto de “responsabilidad y no heroísmo”.
Sin embargo, su intento se vio frustrado por el bloqueo que sufrió esta mañana. La activista colgó un pañuelo blanco con la inscripción 15N y tres rosas del mismo color. También saludó varias veces a los corresponsales extranjeros que esperaban su salida a pocos metros.
Esta iniciativa social del 15N fue rechazada por el gobierno local alegando que Estados Unidos está detrás de ella y que forma parte de su “estrategia imperial”.
Es el legado de las protestas esporádicas del 11 de julio, fruto del descontento del gobierno por la grave crisis económica relacionada con la pandemia, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y la mala gestión macroeconómica.
El gobierno cubano atribuye estos “problemas” al embargo financiero y comercial de Estados Unidos, que se ha endurecido bajo la administración de Donald Trump.
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