BERLÍN. Alemania impuso drásticas restricciones a quienes no se vacunen y Estados Unidos endureció los requisitos de entrada al país, en medio del torbellino de medidas adoptadas en el mundo para contener la variante Omicron, que “en los próximos meses” podría imponerse en Europa.
Esta variante, más contagiosa y con múltiples mutaciones, está sacudiendo la progresiva reapertura puesta en marcha en muchos países ante los avances en la vacunación.
El Gobierno alemán impondrá restricciones en todo el país a quienes no estén inmunizados e introducirá la vacunación obligatoria a partir del próximo mes de febrero, según anunció la canciller saliente, Angela Merkel, tras reunirse con su previsible sucesor, Olaf Scholz, y con los líderes regionales.
Las medidas incluyen el cierre del ocio nocturno a partir de ciertos niveles de contagio, así como restricciones en los actos públicos y los contactos, especialmente entre los ciudadanos no vacunados, que sólo podrán tener un contacto limitado con personas ajenas a su núcleo familiar.
Así, en el comercio minorista y en las actividades de ocio, se aplicará la regla 2G -por geimpft o genesen (vacunado o curado)-, independientemente del número de infecciones, y también se podrá pedir un test negativo.
Y mientras el Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, lanzaba la batalla invernal contra el Covid-19, se detectó un caso de Omicron en el estado de Minnesota, en una persona que había estado en Nueva York, pero que no había viajado al extranjero.
Este anuncio indica que Omicron ha empezado a transmitirse de persona a persona en Estados Unidos.
Al igual que el primer caso confirmado el miércoles en California, el paciente de Minnesota estaba vacunado y presentaba síntomas leves de los que ya se ha recuperado, según las autoridades.
El hombre regresó al área metropolitana de Minneapolis desde una convención de “anime” en la ciudad de Nueva York, celebrada entre el 19 y el 21 de noviembre, antes de desarrollar los síntomas el 22 de noviembre y hacerse la prueba dos días después.
Hasta ayer se habían confirmado ocho casos de la nueva variante en Estados Unidos, cinco de ellos en Nueva York,
Además, anoche se notificó otro caso en Denver, Colorado.
En respuesta, Biden anunció una campaña de invierno contra con nuevos requisitos de pruebas para los viajeros y el aumento de los esfuerzos de vacunación.
Biden ha ejercido un fuerte liderazgo sobre la pandemia tras los caóticos años de Donald Trump, pero el coronavirus mutante sigue desafiándolo y contribuyendo a hundir sus índices de aprobación.
La Casa Blanca también se enfrenta al reto de que muchos estadounidenses no son receptivos a los llamamientos de Biden a la acción colectiva.
Instando a la nación -en particular a sus rivales políticos- a unirse en torno a la estrategia, Biden desveló una serie de acciones diseñadas para frenar la propagación del Covid-19 en los próximos meses, a medida que la variante más reciente, Omicron, se extiende por el mundo.
Las medidas incluyen la exigencia de que todos los viajeros internacionales que lleguen se sometan a la prueba del coronavirus un día antes de volar.
Esto se aplicará a todos los viajeros, estadounidenses y extranjeros, independientemente de su estado de vacunación.
Para los viajeros nacionales, Biden anunciará la ampliación del requisito de llevar mascarillas en los aviones, trenes y otros transportes públicos hasta marzo.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo a los periodistas que las pruebas y los requisitos de vacunación podrían añadirse a los vuelos nacionales.
Todavía se desconoce mucho sobre Omicron, que se detectó por primera vez en el sur de África el mes pasado y se ha extendido a al menos dos docenas de países, justo cuando algunas partes de Europa están lidiando con un aumento de las infecciones de la variante Delta.
La nueva variante podría causar la mitad de las infecciones en la Unión Europea “en pocos meses”, advirtió el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC).