El jurado del caso de la muerte de George Floyd ha condenado al expolicía Derek Chauvin, que lo asfixió el 25 de mayo de 2020 tras detenerlo en Minneapolis (Minnesota).
Los cargos a los que se enfrenta son los de asesinato en segundo grado, castigado con hasta 40 años de cárcel; asesinato en tercer grado, con una pena máxima de 25 años; y homicidio en segundo grado, que conlleva hasta 10 años de prisión.
Sin embargo, como no tiene antecedentes penales, sólo podría ser condenado a un máximo de 12 años y medio de prisión por los dos primeros cargos y a 4 años de prisión por el tercero.
En su alegato final, el fiscal del Estado de Minnesota, Steve Schleicher, aclaró que ser policía es “una profesión noble”, pero que Chauvin “traicionó su placa y todo lo que representa” cuando presionó con su rodilla el cuello de Floyd durante 9 minutos y 29 segundos.
Tras mostrar varias imágenes y vídeos de momentos del incidente, el fiscal subrayó que la forma en que actuó Chauvin “no es la forma en que se entrena a los policías, siguiendo las reglas”.
Por su parte, el abogado defensor de Chauvin, Nelson, cargó contra la acusación y aseguró que la fiscalía no logró probar la culpabilidad del ex policía.
En su turno ante los jurados, Nelson recordó la presunción de inocencia de su cliente y señaló que la tarea de la fiscalía de Minnesota es demostrar “que es culpable más allá de toda duda razonable” y “no lo ha hecho”.
Ante el veredicto, las autoridades federales, estatales y locales están preparadas para afrontar una eventual ola de protestas en el país.
Miles de soldados de la Guardia Nacional de Estados Unidos y otras fuerzas de seguridad están presentes.
El cierre de este juicio se produce en un contexto de creciente tensión en el país tras las muertes por disparos de la policía de Daunte Wright, afroamericano de 20 años, en Brooklyn Center (Minnesota), y de Adam Toledo, de 13 años, en Chicago, ambas en las últimas semanas.
Con información de EFE