La última fotógrafa discípula de la escuela humanista y de posguerra francesa, Sabine Weiss, falleció el pasado martes en la ciudad de París a la edad de 97 años, según confirmó su familia en un comunicado difundido el miércoles.
A pesar de reservarse las razones de su muerte, la familia de Wiss dijo que la fotógrafa falleció en paz en su casa de París.
Nacida en Suiza en 1924, la fotógrafa, afincada en París, tenía un estudio fotográfico que le permitía inmortalizar la vida sencilla de la gente, sin aspavientos ni arrogancias.
Weiss está considerada como una pionera de la fotografía de posguerra, con una formación ecléctica y un amor por las tomas en color y en blanco y negro.
Su carrera comenzó a despuntar tras su incorporación a la revista Vogue en 1950, donde empezó a frecuentar los círculos artísticos de la época, retratando a figuras como Stravinsky, Britten, Léger y Giacometti.
Más tarde formó parte de las líneas de revistas de renombre como Newsweek, Time, Life, Esquire o Paris-Match, donde triunfó en vértices como el fotorreportaje, la publicidad, la moda, el entretenimiento y la arquitectura.
Al margen de su trabajo como fotoperiodista, Weiss era especialista en congelar momentos fugaces: besos furtivos, idas y venidas en el metro; decía que con su cámara “me gusta captar a los mocosos, los mendigos o las sonrisas que me cruzo por la calle”.
Weisse, una personalidad discreta, prolífica y generosa, negó a lo largo de su carrera haber sufrido discriminación por ser mujer. En 2017 legó 200.000 negativos y 7.000 hojas al Museo del Elíseo de Lausana.
“No sé cuántas fotos hice, de todos modos significan mucho para mí”, dijo a la AFP.